miércoles, 20 de julio de 2011

Zákinzos. El Centauro de Alikés

Veo tan sola a Zákinthos,  la última y con esa única entrada del Anatolikós, que se me ocurrió acompañarla con el relato del Mustákia que hice, como aperitivo de otro más largo, en Desde la popa (11,12,13 y 14-06-2011, Sivota) y que hablaba también de Alikés.
Por cierto, allí siguen Olga y Spiros, en su tranquilo rinconín al  final,  pero al lado de la playa, donde los conocimos hace diez años. Recuerdo una conversación con él a propósito de la persona, del personaje de Gerald Durrell en la trilogía de Corfú, Mi familia y otros animales, etc., el taxista Spiros. Porque el nombre es diminutivo de Spiridión, el santo patrono de Kérkyra.

Reescribo el relato del Mostachos porque no sé copiarlo, para los bagos que no quieran saltar de un sitio a otro.
Sin embargo, recomiendo pasar por el Teach porque este blog se concibió, en principio, como acompañamiento del periplo del barco y en ese contexto disfrutaréis más de él. Intento no apartarme mucho de la literatura de viajes y las crónicas del Capi son el caldo de cultivo -y de fogón-  perfecto, vivas, en directo y en marcha, con fotos muy buenas, actuales, de sitios donde no es fácil llegar por tierra, y realizadas desde muchos frentes, prácticas, aventureras, gastronómicas, culturales y de experiencias e ideas personales  libres y con frecuencia de través.

Recordamos Katastári, que se asoma al Jónico y al Peloponeso por encima de Alykés -Salinas-, como desde un pequeño balconi.  Era un placer ir caminando, pero había también un viejo,  pesado y lento  carromato de madera, con bancos corridos, tirado por un percherón gigante y cachazudo, y conducido por un griego como una montaña, con un bigotón que rasurado me serviría de peluquín.
Simpatizamos con aquel hombrísimo, pacífico y bonachón, que habríamos adoptado como abuelo, no sé si él pensaría lo mismo de nosotros... .
Es para curarme en salud disculpándome de antemano por lo que voy a dicir:  ¡El hombre y el caballo se parecían como dos gotas...como dos bidones de agua!.
Su monumental tamaño, el color rubio canoso del pelo, casi rucio, la nobleza de sus miradas, y el bigotazo. ¡El bigote del paisano y el belfo del percherón eran idénticos!,  un prodigio.  Más que gemelos, como diría el hesicasta Dimitris, asceta en Karoúlia,
"Era el Centauro Quirón/ mitad griego/ mitad percherón".

Yásas kai jrónia polá, file Mustákia!,  Salud y muchos años, amigo Bigotes!  Y a vosotros.

Barbarómiros Hatzipradakis.

P.D. He cambiado la etiqueta Zákinzos por Archipiélagos para ir incluyendo aquí  más islas. Agur. Ramiro.

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