miércoles, 30 de noviembre de 2011

El estornino versicolor


Oviedo, octubre 2011

Parece que me leyó algo más que el pensamiento Andrés Trapiello el otro día en su artículo del semanal, Fábula moral con estorninos, aunque calla como un afogao y no dice nada de la dedicatoria que le hicimos en Humor y prensa, dedicatoria algo amarga, lo sé, teniendo en cuenta el dramatismo de la canción, To yelasto pedí, El niño sonriente. Tal vez ni se enteró.
Nosotros no somos rencorosos y lo seguiremos leyendo haciéndonos a la idea de que dialogamos de alguna lejana manera.

Digo que me leyó la idea porque esta semana pensaba escribir precisamente sobre una curruca parda, pariente suya, nacida en León pero residente en Xixón, no muy lejos del lugar de sus ancestros, pues todos ellos son originarios de las Asturias.

El tordo, como le llamamos en León, es un pájaro algo mayor que el pardal pero más esbelto y gracioso, con un plumaje negro brillante que al sol reluce con irisaciones metálicas, como el de los córvidos o el negro urraquil.
En invierno, cuando muchos se llenan de motas blancas, los pintos más que otros, parece que les hubiera nevado encima.

El Sturnus trapiellensis, subsp. caesarensis, es también llamado versicolor porque ni es pinto, vulgaris, ni negro, unicolor, sino todo lo contrario y viceversa.

Conocimos a este ejemplar casi al mismo tiempo que al Mirlo rubio, en las estepas leonesas y en el Barrio Húmedo, para quien no lo conozca, húmedo de vino, sobre toda humedad.
Dadas sus extraordinarias dotes vocales, como también nos recuerda su primo Andrés Trapi, ya que imita a un sinfín de aves como hace el Carricero políglota, la Curruca Pulgueña de la que ya hablamos aquí, el estornino Caesarensis llenaba con su voz de tenor las bodegas proletarias cantando los himnos revolucionarios de la transida extremaunción perifranquista, o asín.

It don´t mean a thing but a´int got that swing, played by er Purga, el políglota, a lo Duke Ellington, monajós:

http://www.youtube.com/watch?v=1IsibY60wzI&feature=related

¡Autonomía de la clase, todo el poder a la asamblea!

Éramos pájaros tan pobres que hacíamos las pintadas con ceras infantiles, de las sobras de la escuela, pues el Trapiellensis aspiraba a entrenar a otras jóvenes canoras y ya reciclaba material de desecho en los años de plomo.
Tardábamos tanto tiempo en escribir la palabra Libertad que casi siempre nos quedábamos en la r  o en la  t, llegar a la  a  era un triunfo: o aparecía la policía o se nos acababan las ceras y sólo podíamos terminar con sangre, o con mierda.
A veces volvíamos la noche siguiente a poner la d, que ya era la (d) de Dios.

Oviedo, octubre 2011

Pero pintábamos una libertad multicolor porque había ceras de todos los tonos del arcoiris. El Versicolor leonino estaba en su elemento.

El tordo Caesarensis siempre fue un culo inquieto. No paraba y sigue igual. Está metido en todo y es de los inagotables que no sabes de dónde saca el tiempo y el humor para intervenir en tantos fregaos.
Además de los asuntos relacionados con su labor de pedagogo de pardillos y curruquinas, acompaña su versátil voz con el toque de la trompeta, la trompa, el clarinete y demás sopletes no alcohólicos, con mucho aprovechamiento. Lo que no le impide soplar otras chucherías líquidas.

Realmente entre las currucas pardas de esta etiqueta podríamos montar una orquesta que haría las delicias de cualquier corral bacilón.

Es menos cosmopolita que el Carricero Pulgueño y no tan deportista como el Blasensis, porque le gusta tripear, cosa lógica teniendo presente su actividad febril, pero es un improvisador musical nato y gran conocedor de los ritmos negros, cubanos o jazzísticos.
Y su fraseo puede llegar a encandilar tanto por su variedad como por su gravedad, del mismo tenor que su voz.
Esta característica lo aleja un tanto de otras especies de estorninos que tienden a los registros agudos.
En tiempos cavernícolas el entrenamiento vocal era penoso. Vean si no a los Toreros Muertos en plan Falangista:

http://www.youtube.com/watch?v=qot8eITOO5s&feature=related

Pero el abuso de esa voz privilegiada, como al Blasensis, le ha llevado al quirófano. Son canoras entregadas que han echado el resto en el embite y con él la vida mihma. Ya no pueden imitar como en sus años jóvene a los jilgueros, ruiseñores y otras avecillas de canto melodioso como la dulce filomela.

El soto y su donaire
en la noche serena...

Pero dejemos la melancolía que el Trapiellensis, aunque es otro tímido que enrojece a la mínima, es pájaro con espolones crecidos y sólo llora a tiro fijo. Que hay mucho pobre mudo a quien sólo se le oye el llanto.
Se defiende con la voz que le resta, con la que ha ejercido de agitador radiofónico y otros cancios de ida y vuelta en lo del culo moyao. Y ahora es capaz de reproducir registros tan profundos que te levantas de la silla asustado cuando los escuchas.

Lector igualmente incansable, traficante de libros prohibidos en la clandestinidad, vendedor de   ratoneras, como Saturnino el criado de Valle-Inclán, pero a los gatos, tendría corte de viajante, arriero, cura, tratante gitano y bodeguero, si no fuera por la retranca nada maliciosa comparada con la de los otros pajarracos mencionados.
Algo que se me olvidaba y que me acaba de recordar él mismo, ¡es un pedorro contumaz y los tiene de siete u ocho clases! ¡Qué barbaridad!

Y acabamos aceptando la sugerencia de Andrés Trapiello, el pariente del Caesarensis, para que escuchemos las imitaciones del Pájaro lira, muy buenas, en efecto.
Nosotros insistimos en nuestra Carricero políglota, nada exótico, pero que tiene acreditadas no menos de 212 especies en su repertorio imitativo.

http://www.youtube.com/watch?v=qGj_F8UdTjQ&feature=related

Salud, currucas.

Cannabina Carduélis, pardilla común, sbsp. rebétissa, psilikosa. (ψυλικόσσα και ρεμπέτισσα)

No hay comentarios:

Publicar un comentario