lunes, 5 de septiembre de 2011

Antigoni, signomi.


Agioi Apostilioi
Grecia 2011


Perdón, Antigoni, ¡¿cómo pude escribir que tenías cuatro años?! Estarás muy enfadada conmigo, con razón.

Cuando mis hijos lo vieron me llamaron de todo y me echaron una bronca fenomenal, ¡Pero si tendrá 7 u 8!, me dijeron.
Y el caso es que lo sabía porque me lo habías dicho y no tienes, en absoluto, la cara de una niña de cuatro años, que se parecería más a la de Mirtó. ¡Toy perdío!.

Lo corregiré en cuanto sepa hacerlo, me dicen que es fácil pero soy un torpe.

Envié unos saludos, junto con una fotografía vuestra a Dimitris, pero el servidor de su ordenador los rechazó, veré de enviársela a Rena.

Filia!, besos para ti, para tu hermana y para tus padres, de los cuatro.

Yásas, salud!.

Ramiro.


Atenas

¡Samba en Eleusis, Gran Kermesse de yonquis en la Acrópolis! Duérmete Perséfone/ en el abrazo de la tierra/ en el balcón del mundo/ y no regreses nunca, dicen unos versos de Nikos Gatsos. Bre polioduña, mavropsomí, mavragala!, ¡Zape, mundo furris, pan negro, leche negra!... .

La traducción ´zape` para la interjección griega ´bre` es libre. Se trata de una expresión interpelativa, ligeramente subida de tono dependiendo de lo que siga. Ante un nombre propio, Bre Milito!, puede pasar por un, ¡Eh tú, Fulano!. Delante de palioduñá, como aquí, sería el equivalente de una higa verbal al asqueroso viejomundo.
Aparece en muchas canciones  de rembétika que, como ya dejé explicado, son las músicas más orientales, gran parte de las cuales trajeron los griegos de Asia Menor desplazados o definitivamente expatriados tras las sucesivas guerras en los Balcanes y, sobre todo, tras la catástrofe de 1922  y su expulsión por los turcos de Atatürk. Dos millones de griegos debieron buscar acomodo, con preferencia en Atenas y alrededores, y ahí, en un caldo de cultivo de pobreza extrema, precariedad, alcoholismo, haschís y heroína, música y bohemia o malavaje y putas -el palioduñá, el mundo furris-, floreció el rembétiko.
Con éxodos posteriores, menores, como el que siguió a la segunda guerra mundial y a la inmediata guerra civil, rebrotaría.
Noventa años después de Bambakari, Delias o la eubiota Sotiría Belou, el palioduñá sigue campando por sus miserias en Atenas pero, desde hace más de veinte, en el corazón mismo de la ciudad, y sin música de acompañamiento que no sea una marcha fúnebre.
Hace veinte, diez, tres años, veíamos cómo dos yonkis se buscaban la vena sentados en un banco de Omonia, mientras un tercero vomitaba con la jeringuilla clavada en el brazo. Dándoles la espalda, una pareja de policías contemplaba la animación de la plaza llena de turrristas y atenienses, a las doce de la mañana.

Den plirono, No pago
(Oute egó!, Ni yo!)
Atenas, agosto 2011

No sé cuantas veces han prometido sacar a los colgaos del centro. Deambulan de un lugar a otro como almas en pena y se pinchan, donde pinte, esa mierda de heroína adulterada que nada tiene que ver con la que llegaba al Pireo en los años 20 en "to vapori avti Persía"... . El progreso, amigos.

Hace dos años, mientras comprábamos fruta en el mercado central de Athinas, una calle del triángulo del centro que une Omonia y Monarstiraki, un yonki bombeaba sangre y caballo -burro- ya mezclados en la jeringa, sentado en el escalón de un portal a tres pasos de los tomates.
Volvían a intentar otra limpieza, en Omonia y en más lugares, pero a nosotros nos recibía una pareja pinchándose en un lateral de la escalinata del Museo Arqueológico Nacional, ella en la pierna y él en el brazo, a las 9 de la mañana. Un poco antes habíamos visto cómo la policía, ni mucho peor ni mucho mejor que la nuestra, desalojaba el jardincillo aledaño a la Politécnica, junto al Museo, sin repartir las hostias que repartieron aquí, santo padre mediante.
¿Van a cebarse con una pandilla de desgraciaos?. Es un problema que supera a los policías de a pie que vigilan los accesos a los lugares donde acude la gente bien...comida, vestida, con la conciencia reeelimpia.

No sólo la indiferencia de la policía es grave, lo es la de todos nosotros y en mayor medida de los sucesivos gobiernos que han, que hemos tenido, porque el problema, no nos engañemos, es el mismo en todas partes, escondido en las trastiendas de la realidad, en los basurales del extrarradio o expuesto a la luz del sol, stin liakada, como aquí.

Aunque no hemos hecho más que plantear el problema nos hemos metido ya en un berenjenal de cojones, con las manos en la masa, entre los puerros, como dicen los griegos, por eso haremos un recreo.

Para dejar las cosas claras desde un principio, y guiar a quien le interese, diré que compartimos las ideas y opiniones de Antonio Escohotado relativas tanto al derecho natural y la usurpación del mismo por el aparato estatal -médico/psiquiátrico, judicial, policial y/o político-, como también las que se refieren a las drogas.
Su libro Historia de las drogas (Alianza Edit. 3 vols.) es la obra más interesante sobre el tema de los últimos veinte años, de divulgación pero rigurosa, tanto desde el punto de vista histórico y antropológico como del derecho y legislación nacional e internacional. Del uso y abuso de las drogas, desde la tradición a la psicodelia, la farmacracia y la heroína.
Naturalmente estamos, como él, a favor de la legalización de todas las drogas, ya somos mayores, no necesitamos a papá Estado y trataremos de morir dignamente.
Constatado el fracaso de todas las políticas prohibicionistas, ¿qué interés puede haber en seguir manteniéndolas? Mucho interés y muchos intereses... .
Hasta luego.

Yasas, salud!

Skylorómiros.