martes, 13 de septiembre de 2011

Buevos atróficos



Agii Apostoli
Eubea, agosto 2011

Decíamos en Buevos de dragón que las gallinas son animales carentes de imaginación y, en lo chechual, lo mismo les da un gallo, un buitre o un porrón, no saben ehtinguí. A saber qué comemos, porque no sé cómo se las arreglan para que todos los huevos sean del mismo tamaño, aunque eso son ya imposiciones anatomicofisiológicas, evolutivas: sólo se puede dilatar hasta cierto punto.

Hablamos de la incomunicación entre seres humanos y ponedoras en esas cárceles modernas para aves, de la imposibilidad de una atención personalizada. Pero debemos disculpar a los cuidadores porque no hay cosa más salvaje y más tonta que las 5000 gallinas de un gallinero de la era democrática. Son cinco mil, 5000, papanattas reunidas que no paran de dar explicaciones, siempre sobre las mismas gili-polleces. Conversaciones más simples que un posavasos. Que si me creció la cresta, que si me recortaron el pico, que si me escuece el culo. Son unas sinsontes y no se les puede prestar atención porque, encima, se creen algo, tienen la misma estúpida presunción de sus machos naturales los pollos, los gallitos.

Cuenta Roidis una historia, de las varias fábulas de animales que tiene en Relatos de Siros, sobre una gallinita y su gallo que anda a picos pardos tirándole los tejos a una Hortelana, de otra raza. Se titula Una historia de corral, es una delicia, hay que leerlo. Pero era una pareja en un gallinero de pueblo donde los huevos llevan la impronta amorosa, el soplo creador.
Yo mismo escribí  hace tiempo un cuento titulado Machito Follador, de una serie de ellos sobre el Mediterráneo oriental, ´27amaneceres y un poema (al oeste de Anatolia)`, que es como decir al oeste del este. Lo menciono porque tal vez lo incluya aquí un día. El Machito, un gallito muy peleón y braguetarápida, reinaba también en un gallineru de aldea donde la libertad y amplitud de espacio reduce considerablemente el estrés y la tontuna de unos bichos ya de por si muy cortos de entendederas, por una incapacidad innata para la ideación y ligazón coherente de dos o más imágenes.

Grecia 2011

Al buevo. No son sólo los transgénicos, las hormonas, los abonos químicos y pesticidas, los escapes nucleares, la contaminaçao atmosférica, marina y terrestre, etc. Con todas estas cosas que pasan por normales, estamos incubando una raza de fenómenos husserlianos sin ninguna esencia pura en la conciencia, insípidos e insubstanciales, si no nauseabundos o sartreanos.
No prestamos la debida atención a las intuiciones primordiales y nos tragamos los buevos crudos sin mirar: un agujero en un extremo y otro en el opuesto y a chupar. Pero no sabemos lo que sorbemos

Todo está interrelacionado y cualquier día mutamos y en lugar de follar sanamente ponemos huevos XXL al cuadrado, muriendo vírgenes. Creo que ya se dieron casos, en alguna sinagoga ultrasionista, en varias medersas fanáticas y, sobre todo, en residencias de seminaristas y postulantes cercanas al Vaticano. No se sabe porqué se ceba en estos colectivos en particular.
Gallinas sicilianas, jerarcas vaticanistas, Siracusa, Roma..., Italia en el punto de mira, que se prepare Ler busconi. Él dice que los buevos ya los tiene bien puestos y colocaos, ¡habrá que verlo!.

Y para terminar diremos que ni siquiera  los corrales tradicionales son capaces de dar lo que Natura niega. La carne y los huevos de estas aves, menos histéricas, son incomparablemente mejores que los de granja industrial, pero la inteligencia de las gallinas no crece en igual medida. Las superdotadas lo más que consiguen es ser madres, y pasar también con ello de la potencia al acto aristotélico, del óvulo al pollo.
Pero hasta en la maternidad son estúpidas, es fácil, sin ser un cuco, cambiales los huevos y pueden incubar tan panchas hasta el buevo izquierdo de Colón, que era atrófico, ¿o era el derecho?.

¿Qué monstruos no pariremos?

Yasas, salud!

Korvus Korax, O Mavros.