domingo, 25 de septiembre de 2011

Diskolia teologicofinanciera


Salchichón salmantino de Sartasden
Kulares Bodegas Milio er Botinehi
(División teológika)

Comenté que los culares podían dar mucho jugo, zumo de culo le llama la escatología popular, pero yo tengo la sensación de andar algo extreñido y extraviado en esto. No acabo de encontrar el lubricante, y el lubricio, que sin duda tiene el tema.

No se me escapan ciertas ano-logías que ya he sugerido o, directamente, penetrado sin contemplaciones, como los kulos del kolokapitalismo ferox, lupus lupus, Milito "Lacrisismelasuda" er Botine y compañía, cada uno de los cuales caga más que mil currantes.
Ya dijimos que los culares son los chorizos más lucidos, dilatados y diverticulosos del embutido patrio. Tanto recoveco guarda auténticos tesoros de la hez porcina. Y en tiempos reculantes sacan a la palestra sus Reservas y Grandes reservas, enormes cazcarrias petrificadas ya en las bodegas más ocultas y tenebrosas, inaccesibles a la marea diarréica cotidiana del común de los mortales.
Trufas gigantescas que nos comemos todos en finas lochas como jamón de bellota. En finas y en gruesas, no importa, que lo substancial es tragarlas. Pura mojama culera.

Después está el tema del transporte y reciclaje de curruscos tan desproporcionados y duros de roer. Si cada cual cargara con su pastelón algunos se precintaban el culo. O compraban la cuota de bosta ajena para que fueran otros los que se pusieran el tapón, que son culares pero no tontos, sólo del culo.

Otros que tal bailan y  la cagan, como no podía ser de otra manera, que Dios los cría y ellos se juntan, son los jerarcas eclesiales.
¡Hay que ver lo que caga el señor obispo!, le comentaba en voz baja su criada monja a una colega en el descanso del jueves, después del santo rosario.
¡Es de admirar la color del cardenal, del purpurado, amoratado por el esfuerzo de un zurullón catedralicio que se resiste a comparecer!, añadimos nosotros sin rubor alguno.
Fisiología obliga y nos iguala ante el Altísimo y ante los hombres, no en el tamaño de las cagadas, que cada uno depone según la envergadura de su bandullo y de su puto kolo, metafóricamente hablando. En cuatro palabras, no democraticemos la bosta.

¿Y que dicir del benedictus pater sanctus, el Gran Jefe de la Cuadrilla? Sí, el de la ropa cándida, alba, tintada de violetas como la coronada Atenas, reflejo del cárdeno rostro en el momento de aplicar a tope la prensa abdominal y el juego de esfínteres, ¡oh delicia de místico color sutil, en blanco paño de púrpura teñido!. Dejad que los niños se acerquen a mí que ya yooo...yo yaaaah!.

¿Qué tiene que ver esto con los culares?. Todo. El pasmo, el éxtasis que se experimenta cuando se resuelve una deposición dificultosa, la diskolia teológica y/o financiera, en un gran ano, un Gran Cular como los arriba mencionados, los mayores chorizos del mercao, recodemóslo, es comparable a una visión del paraíso: los colores brillan y se independizan, se abren los tapones de los oídos a la par que el del culo y las entendederas, el acelerado corazón se relaja, el alma se serena, la vida resplandece como si todo fuera, una vez mais, nuevo, recién nacido. Un tripi.

¿Y el pueblo?. A menor escala sufre también idéntica ofuscación, tiene que agarrarse, ¡qué verbo tan grosero, Espe mía!, a los placeres humildes de cada día, casi no le queda otra. Sólo que en la masa el nirvana es agudo y pasajero, a los pobres tampoco les sobra tiempo para deleites retretiles, tienen que dar de comer a los suyos,  que dice Maqua, y siempre andan ligeros... de equipaje. Una puesta rápida, conónica y sumaria y a otra cosa, que hay que hacer cola en el paro y en cáritas diocesanas. Para muchos sólo cuenta ya el orujo, el usso, el aguardente, el tzikudiá, la grappa, el rakí, el pastís, el alcohol de quemar..., que son baratos y colocan más.

Y toda esa, postrera  e inaugural, iluminación rectomística se ofrece a nosotros en persona, en particular, como un milagro, nos sentimos rejuvenecidos en un mundo parthenos, por violar, por hacer.

¿¡Qué no harán Milito que ta lipá, a santa compaña, por repetir el viaje psicodélico?!.
Para colmo son extreñidos crónicos e incurables, cada puesta la convierten en un hito histórico y pueden  hacer muchas a diario, lo que no contradice su extreñimiento, tampoco el vital. Están colgaos de la Mítica Defecatoria y coleccionan millones como yo culares o un bebé fecalitos. ¡Hay que dales purgantes, a  su cargo, hasta que les baje el subidón!.

Y que se puedan recoger sus desperdicios enroscando una manguera al ojete para  que reciclen el caldo obtenido regando los jardines privados de sus humildes mansiones.
¡Que así sea!

Salud.

Candelario Eva Cuol.