sábado, 22 de octubre de 2011

Camisa de once varas



Ayioi Apostoli
Grecia 2011


Ahí fue donde me metí cuando abrí esta etiqueta de Arquitectura, donde no me llaman. Y el caso es que le di ese pomposo nombre por Alberto, el Capi del Teach, nada pomposo pero que tiene esa profesión, él me corregiría llamándola oficio.
Y por Andrés Edo, a quien le gustan, sobre todo, las fotos de casas ruinosas y otras soledades, además de la psiquedelia, donde más que pompa hay pompas, pero no fúnebres. Aunque también depende, como diría don Ramón en cenizo.

Pequé de soberbia, debería haberla titulado como los últimos capítulos sobre la construcción en Grecia, simplemente Casas. Aunque el contenido desbordara el título admitiendo muros, por ejemplo. Lo digo porque arquitectura hay poca, aparte de las fotos, y esto se debe a mi ignorancia del tema.

Pero soy un osado y mientras me explico trato de aprender.
No sé si alguno de los dos, o algún otro por casualidad, habrá sacado algún provecho aparte de mirar las fotografías. Si es así me alegro. Tampoco estoy seguro de que este sea el mejor acomodo para el presente texto, que podría tener más que ver con Alfabetos, con el lenguaje.

Porque yo quería hablar sobre todo de esa expresión que da título a
 esto.

¿Qué es una camisa de once varas?

La que a ti no te importa
Una  que te queda grande
No hables de lo que no sabes
Son cosas que no te interesan
No te metas en conversaciones de mayores

Adorno /Aliviadero de un muro
Agioi Apostoli 2011
Grecia


Cosas así me contestaban de niño, y yo sí entendía eso, pero nadie me decía el porqué del modismo.
Llegué al convencimiento de que en realidad tampoco lo sabían, porque a todos molestaba mi insistencia en la pregunta pero ninguno me daba solución.

Finalmente un día debí de ponerme tan pesado que mi padre se volvió, me puso la mano en el pecho, la tenía tan grande o yo era tan pequeño que con la punta del pulgar me tocaba el final del hombro y el brazo, y con el meñique el otro, y me dice, pensando un poco y frunciendo el ceño:

Así, a ojo, una camisa de once varas es para un paisano cuarenta veces más grande que tú

Me dejó patidifuso y aún más confundido que antes..., ¿dónde estaba ese paisano?.

Mucho tiempo después comprobé las medidas de una vara, algo menos de un metro, tres pies o cuatro palmos, e hice un cálculo con cifras posibles sobre el papel y, efectivamente, el de la camisa era entre cuarenta y cuarenta y cinco veces más grande que yo.
La vara aludía a la de medir la tela en tiendas y sastrerías, en mi infancia ya eran de un metro.

¡Pero al paisano nunca lo encontré!.

Hay otra expresión,  Medir con distinta vara, juzgar de modo diferente según criterio del juez, y no siempre de la justicia, que la lleva como símbolo de autoridad, aunque ésta es más dura que la otra, palo más que vara.

No cuarenta, cien veces más saben de arquitectura o fotografía Alberto y Andrés, y seguro que algunos (porque son pocos los totales) de los lectores. Pero creo necesario  tener una opinión mínimamente formada en un tema tan importante como el de la vivienda, que nos atañe a todos como propietarios, inquilinos o simples ciudadanos, y por eso me atrevo a malmeterme y trato de reflexionar, no sólo por la osadía del escribiente. Y era otra manera de poner un pie a los fotos. Hasta ahí.

No obstante esta es una entrada trunca más, porque tampoco aquí hablo de Arquitectura, en todo caso de metacasas, metavaras o metacuentos. No es que me arrepienta de abrir espacios de los que no puedo dar cuenta a mi satisfacción, pero quizá sí de querer abarcar más de lo que puedo.
De cuando en vez floheo.
Son 15 etiquetas las que tiene el blog y a veces pienso que con Literatura, Pintura, Música, Varios y una quinta para la parte loca personal hubiera bastado y me complicaría menos la vida, porque ahora estoy pillao y cada una de ellas, con sus problemas particulares, es una hija mía a quien no estoy dispuesto a sacrificar, una esquizofrenia, polifrenia  ¡de andar por casa!.

Lo sustancial es contar, da lo mismo cómo lo clasifiques si tiene interés, pero hasta en la escritura hay un orden, lo jodido es dar con él. Bien es verdad que el orden de unos es el desorden de otros, pero todos buscan, buscamos pescar meta fóricamente hablando.

Yo no me llevo a casa hoy ni una mísera bermejuela.

Yasas, salud.

Barbarómiros.