lunes, 25 de junio de 2012

La kurruka lírika


Los pies de una intocable.
La Alondra Manriqueña. Oviedo, mayo 2012.

La  Alauda arvensis o Alondra común para el común de los mortales, es conocida por estos pagos como Curruca allerensis, subespecie Manriqueña, a la que otras canoras llaman también Kurruka lírika.

Como algunas otras aves caracterizadas aquí tampoco ésta pertenece a la familia de las currucas pero sí es parda. Lo es en el plumaje con un listado que mezcla los tonos claro y oscuro, muy apropiados para las ideas budistas de este pajarín.
Lo es también por su actitud que no es precisamente la del conformismo gris, y lo es finalmente, entre más razones, porque cultiva la poesía y la geología, dos modalidades de trino en poca estima en este mundo de anátides sin pizca de oído.
El allerensis, resumiendo, es ave rara y persistente en el esfuerzo que canta en varias lenguas, aunque yo creo que prefiere el latín y el alemán, además de su castellano de trino diario.

Estamos pues ante un pájaro que no por conocido es cada día más escaso, de gran tradición canora, es sin embargo ninguneado por otras aves más presumidas y populares, pero que si se trata de dar el do de pecho no le llegan a la cola, cuando la tiene gacha, al especimen concreto del que nos ocupamos en el día de hoy.

Supongo que no será necesario recurrir a la tradición lírica de la subespecie a la que pertenece, la Manriqueña. Nombre que le viene, por cierto, de su origen astorgano por vía materna. Pero, en fin, como allerensis que es y nacido en Asturias, aquí 'ha puesto ya su nido', como diría San Juan, cita que que le viene al pelo, o sea a la pluma, a una curruca mística como ella.


                                                     Regreso

                          Olvida esos caminos, tediosos se entrecruzan
                          buscando el alimento de sublimes mentiras.
                          El amor es el zumo que transmuta la vida
                          y diluye nuestra alma en el alma del cosmos.

                          Un sueño explica todo. El espíritu siente
                          la libertad del pájaro en la cima del aire,
                          y fieles se dibujan los ritos de otro mundo
                          donde todo regresa con su auténtica faz.

                          Partiré con el alba. La casa está tranquila.
                          Arderá la penumbra de las cosas más tiernas
                          y en el tosco zaguán me estarás esperando.
                          Besaré la mañana con el último soplo.

                    
                          (Jesús Aller. 'Los dioses y los hombres'.)


'La libertad del pájaro en la cima del aire'..., como buena alondra que es, a la que los ingleses llaman sky lark, alondra del cielo, sube y se pierde en las alturas entonando su precioso canto, para descender después en picado al suelo en caída cuasi suicida, o revolotea en círculos a corta altura mientras regala los sentidos con sus trinos.

Pero también pone los pies, es decir, las patas en el suelo, por donde le gusta corretear, y le mola subirse a un arbusto, una cerca o una roca, a las que trata de tú a tú como buen geólogo, para desde allí deleitar al respetable con sus inspiraciones poéticas, a menudo de la mano de su musa, la rubia Afrodita traducida al latín.

En fin, queridos amantes del mundo pajaril y canoro, ya dejamos para otra ocasión la cresta tan primorosa que luce esta querida curruca o su porte gallardo, nunca altivo, cuando desde un granito, una caliza o una arenisca lanza a los cuatro vientos sus dulces melodías.

Mariza en Lisboa (directo). 'Primavera'.


Salud y poesía.

Cannavina Karduélis, pardilla común, rebétissa.

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