Atenas, julio 2012. |
Nuevos tiempos
Crisóstomos ya era un picha brava antes de profesar. Menos mal que la sublimación mística le llegó en pleno ataque hormonal adolescente y sus padres supieron hacer de la necesidad virtud. Eran de una región montañosa de la Grecia profunda, muy pobres, y su marcha significó una boca menos que alimentar y tal vez un seguro de vida para él y su familia: dada la precocidad del guaje, no hubieran tardado en tener problemas con algún marido despechado.
Los años del seminario, los estudios, los períodos de meditación, ayuno y retiro, sólo le confirmaron en la necesidad de una mujer. No estaba hecho para la teología y el solitario. Él había nacido para el mundo, con todas sus delicias y tentaciones.
Cuando se hizo cargo de su primera parroquia ya le echó el ojo a media docena de feligresas, la mayoría eran casadas. Una soltera muy piadosa que cuidaba la iglesia, mayor que él, lo acabó atrapando y en un pispás se vio casado y con las obligaciones de un marido ortodoxo y además pope.
La otrora soltera no consiguió darle hijos y, para colmo de males, era frígida. Toda la culpa la tenía la religión, porque su mujer era una mística y una remilgada que nunca se desnudó en su presencia, ni siquiera dentro de la cama.
Cómo se las arregló año tras año para intentar preñarla eso es algo que dejo a la imaginación de los lectores.
Aunque las mujeres partan el bacalao, la griega es una sociedad patriarcal y machista, muy parecida a la nuestra. La infidelidad y el adulterio son cosas serias que pueden acarrear con facilidad respuestas sangrientas.
Un poco refrenadas ya sus fogosidades juveniles aunque fuera a costa de una amante congelada, fue ganando en cautela con la madurez.
Y era un pico de oro como anunciaba su nombre, en especial con las mujeres. En más de una ocasión tuvo que ocultar su sonrojo y su íntima satisfacción cuando creía ver la coincidencia de los rasgos de algún bebé con los suyos propios, al bautizarlo. Tentaciones del diablo...
Finalmente se había retirado, su mujer había fallecido y él tenía una novia mucho más joven que él, una ex-monja holandesa pelirroja, pechugona y cachonda. Muy retozona. Se estaba retrasando.
Ejecutivos Agresivos. Mari Pili.
Salud
Skylorómiros Rontrigkéas Mavropradakos
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