domingo, 5 de febrero de 2012

La jarra


...sueños son.

Hice una visita rápida a Maragatería, en uno de los días mas frios del año, nevando un poco al paso de la cordillera, con la curruca Fernandina y otros colegas que querían probar el cocido maragato. El cocido estaba muy bueno pero lo mejor fue la media hora en que pudimos charlar con otra curruca, la Centenalis, que nos preparó el condumio. Estuvo el hombre tan ocupado que sólo al final de la comida pudo sentarse con nosotros.

Sin despreciar de ningún modo el cocido, hubiera preferido comer en media hora y haber podido hablar con él las dos horas largas que echamos en ventilar las carnes, los garbanzos, la sopa y las natillas que, como sabréis, es el orden en que se come este cocido, uno de los más completos y nutridos de la península.

Nos puso un vino tinto de la variedad Mencía, la típica del vecino Bierzo, tan rico que salimos todos cogidos de la mano bailando la sardana maragata, una variante autóctona de la que se baila en Olot, tierra de volcanes, pero enredada con la jota de aquí.
Por el empedrado de cantos rodados de las calles íbamos después dando tumbos, ¡qué espectáculo para gente con toda la barba y eso!. Joé, no somos serios.

En un pueblo como Castrillo de los Polvazares, que tendrá unos 300 habitantes en invierno, como mucho, no se puede perder nadie. Bueno, pues nos perdimos y no sólo por la aldea sino entre nosotros.

Yo no sé lo que pasó ni lo que hice. Desperté en un bodegón parecido al de Valle Inclán todavía muy atacado de la azotea. Como he añorado al viejo arousano lo llamé, ¡Don Ramooooón!.
No hubo respuesta.
Tenía sed. Ví una jarra en una estantería y me levanté a cogerla. No me convenía más vino (no me con vino más vino, diría Valle), pero en la bodega sólo había cubetas de ello. Cuando le fui a echar mano sólo encontré una sombra. ¿Dónde estaba, quién era yo entonces? Miré al suelo y me vi la sombra, no había más.

Sentí frío y miedo, como la última noche que vi al manco de Vilagarcía y a Saturnino. Decidí que estaba soñando y me dormí, o eso creo.

No me preguntéis más

¡Pocas cosas hay más grandes que un amigo cariñoso y entregao, aunque no pase de 1,70!. Para la Curruca  mirlona, la Centenalis, maragato de sobera vera, un poco de ros de sus tiempos londinenses.

Lou Reed, Rock´n´Roll Animal.



Cambiamos a un ritmo más tranquilo y bailón, pero con una letra con tanta caña como las guitarras del R n R Animal. ¡Salud, curruquina!

Javier Krahe, ¡Ay, Democracia!


Toy perdío, quiyooo...


Ramiro