viernes, 17 de febrero de 2012

Tapias -4


Adobes  en la cumbre de una casa de tapia
San Justo de la Vega 2011

Ya vimos alguna imagen de los aleros en una fachada y en la parte posterior de una casa, incluso uno de pizarra, el material que se usaba para estos menesteres en las construcciones más antiguas del pueblo. Hoy traigo otros dos.

Este es el lateral de una casa con el tejado a dos aguas, el más común aquí, donde se aprecia bastante bien la resolución final con adobe hasta ganar la cumbre. La vivienda es muy vieja y parece haber cedido en esa falla que la cruza y que desalineó los adobes, aunque tal vez, en esas alturas, no importara tanto trazar una línea recta como terminar la obra.
Pero ni por asomo se me ocurriría llamarle chambón al que construye una casa con los materiales más humildes y que lleva en pie más de doscientos años.

Hablando de chapuzas, y lo he recordado en más ocasiones, espero que no me apedreen los del pueblo, como tejedores no teníamos fama de muy finos los de San Justo. Las monjitas astorganas compraban su ropa interior aquí (¡un negocio porque de aquella eran legión!).
Lo cuenta Concha Espina en "La esfinge maragata", "usamos ropa interior de lana muy gruesa tejida en San Justo", le dice la superiora de un convento a la protagonista. Se supone que trataban de disciplinarse con el rudo tejido sanjustino. Ajjj, Panayitsa mou, Virgo tremens!

Astorga, plaza de curas y militares. Y de otras muchas cosas, por supuesto. Saltándome las tapias, no evitaré de nuevo a Valle-Inclán...

...y las niñas que acuden al sermón
mejillas sonrosadas por el frío
de Astorga, de Zamora, de León

Todas ciudades levíticas y aguerridas, ¡qué bien supo don Ramón captar esa atmósfera eclesial, fría y reverente que es la sustancia misma de la educación curil o monjil que recibimos, obediente, servil dentro o fuera de la sacristía! Dejad que las niñas se acerquen a mí (y los niños). Esa cosa sebosa.
Siempre  me recuerdan unos versos de Jacques Prévert en "Parole", sólo que el arousano fue más sutil y lo escribió antes. Decía Prévert, cito de memoria:

Ese funcionario de gobierno
cuya esposa le lleva no pocos años
tiene unos modos tan acariciadores
cuando le da la mano a las muchachas...

Gila con bisera de uralita

Es lo único que falló en este pajar, el tejado, pero la viga transversal, de la que vemos el extremo, está también desencajada tal vez porque la durmiente (Valentín) sobre la que descansa cedió y tuvieron que habilitar una solución de emergencia con esa cuña que sujeta por abajo la traviesa rota. Pero la tapia se ve tan flamante todavía y hasta conserva la capa de barro bajo las losas, tapando las hiladas de adobe.
Sé que en muchos casos otra solución diferente en casas tan antiguas destinadas en su mayoría al derribo en un tiempo más o menos breve, es muy cara para la familia que ha de asumir la rehabilitación. Pero siento pena.

Han desaparecido también muchas tejeras locales que ofrecían un producto más barato, aunque no tuviera el acabado que consiguen los grandes monopolistas del negocio, que no lo fabrican de mejor calidad. Y con ellas perdimos, en cuatro días, puestos de trabajo en una actividad regional, ligada también a la arcilla, que fue rentable durante muchos años.

Vamos liquidando nuestro patrimonio artesanal, cultural, sin que las alternativas hayan resuelto problemas como una vivienda digna para todos, que debería ser el objetivo prioritario de toda política urbanística que se precie.
En zonas rurales como de la que hablamos ese problema es mínimo, nadie vive en la calle.
No se trata de regresar a las cavernas, pero aquí sería fácil volver a un tipo de arquitectura más sostenible. Toda contribución, por pequeña que sea, es positiva.

Y los modelos urbano y rural son distintos, a nadie más que a mí se le ocurriría levantar un rascacielos de tapia en la Gran Vía manchega. O una catedral de adobe aquí "en la zona rural".
No dejaría de ser una atracción turística excéntrica, a ver si alguien recoge la idea y le saca partido, que están las cosas muy mal, compañeru.

Trato de no perder el humor.

El hecho es que los especuladores del suelo y el ladrillo en connivencia con la mafia bancaria son una de las causas de la actual crisis, que emerge ahora pero que viene de lejos, desde que dejamos de mirar a nuestro alrededor y nos dedicamos a correr delante del progreso. La conciencia sigue anclada, cuando la goma dé todo lo que puede dar de sí el retroceso no será desaceleración, será  espachurramiento contra el punto de anclaje, contra la realidad presente.
Abandonemos la carrera. Veamos lo que tenemos sin renunciar a ningún derecho. Parole otra vez,  bonitas palabras...

No he dedicado apenas espacio a ensalzar estas construcciones tradicionales porque me he centrado en describir, con palabras torpes y escasas porque soy lego, el proceso de construcción y las fotografías.  Lo haré enseguida.

Solución para ventilación en los agujeros de los tirantes
San Justo de la Vega 2012

Se trata de la dependencia auxiliar que veíamos en dos imágenes del primer capítulo, una de las casas de tapia de más reciente construcción, menos de un siglo.

La solución de conservar los agujeros en los extremos de los paños se convierte aquí en una graciosa artesanía constructiva, con ese ladrillo en la base y una pequeña tabla de cargadero. Tengo por ahí algún primer plano de ellos.
En la imagen destacan también las dos hiladas de adobes que coronan los dos niveles del tapial, circunstancia que no siempre se producía, era más frecuente alzar un paño sobre otro sin la línea intermedia de adobes, salvo en el suelo del primer piso y en la techumbre del edificio, para el apoyo de las vigas, lógicamente, entre ellas se ponían los adobes, ¡hasta yo me aburro de repetirlo!.

En fín, una casa de tapiales en su punto no tiene nada que envidiar a cualquier otra construida con materiales llamados nobles, como la piedra, ni en belleza, ni en habitabilidad. Aunque ésta la supere en solidez no la mejora en condiciones de temperatura y humedad, mostrándose por el contrario la tapia más apropiada para las regiones de clima continental, de inviernos fríos y estíos tórridos como los de la Meseta, ya que presenta un mejor balance de intercambio atmosférico con el exterior y es por tanto más rentable: ahorra calefacción en invierno porque es más caliente y en verano acondicionadores por ser más fresca, como el botijo.

No sobra recordar que estamos también en tierra de bodegas excavadas en barreros y, aunque bajo tierra aumente la temperatura, el comportamiento de la arcilla es único en su relación con el ambiente y el termómetro, incluso a bajísimas o altísimas temperaturas.

Hay un detalle que no pasaré por alto. La construcción de tapia era más laboriosa que el ladrillo que la arrasó (y no tengo nada contra el ladrillo como elemento constructivo, que quede claro).
Es evidente que al abandonarse los antiguos modelos de construcción éstos no evolucionaron y la descripción del trabajo se queda casi en el relato de una actividad poco más que artesanal. Lo digo porque Leandro Rabanal, el especialista, contaba riendo el mucho tiempo que se echaba en levantar una casa, y sobre todo lo duro que era el trabajo y lo poco que se ganaba.

De nuevo tenemos ahí la velocidad de crecimiento y el balance económico. ¿Ahora que amenazan con recortarnos hasta los huevos sería cuestión de no comprar cuchillas de afeitar y dejarnos las barbas?. Con la miseria de sueldos que cobran, en especial los jóvenes, ¡los pocos que trabajan!, ni siquiera tienen el recurso de ponerse a hacer adobes y construir su propio nido, llámale choza. Sería mejor que la intemperie.

Debemos racionalizar nuestras espectativas, los medios con los que contamos y las fuerza para cumplirlas. Inflamos las espectativas, despreciamos los medios y  sobreestimamos las fuerzas. Como decía una antigua expresión castellana, hoy lógicamente en desuso, ¡Tente tapial!, es decir, sin prisas, poco a poco. Sigá sigá.

Moisés y Carlos, con una guitarra y un tres buscándose la vida en Suiza, buen dúo.  A caballo vamos pal monte...: El carretero.


No puedo poner otra versión de Amor canalla (Saltando las tapias/ robando melones/luna llena en la cara/y un plato de macarrones...), del Pulgarzito, aunque la que más me gusta es la que ya coloqué en Murias, porque se la retiraron de la circulación. La sustituyo por El blues de la luna, de su disco  Púlgar (95), con acompañamiento instrumental y coros de lujo, porque a un colega siempre es un placer escucharlo.


Salud

Barbarómiros