lunes, 27 de febrero de 2012

Reloj de sol en la nieve -2


Once de la mañana en Pajares
 Asturias, febrero 2012

Éste fue mi entretenimiento durante dos hermosos días. Si ayer fue la chimenea sobre la pared blanca hoy es el madero sobre la nieve.

Recuerdo la obsesión de Bergman por los relojes, o el tiempo en general, y creo que también en alguna película de Buñuel hay referencias a eso, pero no lo juraría.
Los de sus películas son dos escenarios, mucho más los exteriores, en las antípodas uno respecto al otro, sin embargo la distancia es sólo aparente. Hace frío porque existe el calor y viceversa.

Aquí la nieve inclina la balanza en favor del sueco, aparte del reloj, aunque en él falta el sol, predomina la sombra, a diferencia de esta imágen mucho más solar y por tanto cercana a Buñuel, así que no sé no sé...

¡Nada!, son reflexiones sobre cómo la retina nos impresiona y cómo la memoria visual se adhiere a la luz y a la sombra, como en una película, soñada o vista, en blanco y negro.

Veo poco cine ahora pero detrás de los ojos se proyecta sobre todo una cinta con poderosas imágenes en positivo y negativo. No digo que los colores no tengan capacidad evocadora, sólo que me da la sensación de que la memoria trata de reducir, por pura economía, la gama de colores y los detalles accesorios o poco relevantes para concentrarse en una contemplación más sintética.
Se me ocurre que lo que se pierde en esa contemplación concentrada tiene algo que ver con la falta de sintonía entre recuerdo y realidad.

Pareciera además que los escenarios, y paisajes, monocromos o escasos de color, sugirieran mejor el universo poético, espiritual u onírico, menos tangibles pero tan reales y operantes como los de la vigilia coloreada.
No obstante, también debo reconocer que en ocasiones un color, por su viveza, por su relación con el entorno, etc. tiene una potencia icónica capaz de situarnos de inmediato en el escenario que tratamos de revivir, de modo que vuelvo a la duda.

Quiero hacer una aclaración aunque nadie me la pida: el hecho de que utilice palabras como espíritu, alma, etc., no significa que comulgue con una explicación idealista de la realidad o del mundo, roto entre espíritu y materia, no creo en espíritus, pero sí en fuerzas que no sabemos nombrar porque no las conocemos lo bastante, y que sin embargo existen e influyen y no son sólo fruto de una fascinación religiosa.

Tampoco hablo de fantasmas, aparecidos, levitaciones, telekinesias u otras memeces semejantes, sino de algo común a todos y cotidiano, nada mágico. Sólo necesito pensar en el lenguaje, sólo necesito pensar para comprender lo poco que sabemos. Sólo la mirada de un ser vivo.
¿Cómo nombrarlo, cómo nombrar algunos fenómenos sustrayéndose a la carga histótica y simbólica de los términos que usamos?
Dado que me niego a la hipnosis e impotencia que supone lo inefable, pero no tengo una explicación para cada cosa, necesito las palabras aunque no acierten a decir lo que quiero o incluso puedan pertenecer a un pensamiento mítico. Al fin y al cabo la palabra, sea cual sea, tampoco es la cosa, sólo intenta una aproximación a ella. Y mito y ciencia, teología o filosofía, se expresan en una lengua por más lenguaje propio que usen.
Pensamiento y lengua son organismos vivos donde actúan todavía muchas células, muchas palabras muertas. Algo así-n.

¿Por dónde ando? ¡Claro, empezando con Bergman acabo suicidándome antes de terminar la entrada! No estoy seguro de haber expresado con claridad lo que quería. No tiene importancia. Son divagaciones. Toy perdío.

Doce del mediodía en Pajares
Asturias, febrero 2012

En realidad tampoco las imágenes son en blanco y negro. Tanto el sol como la sombra sobre la nieve son azules, una gama de azules y un poco de gris de los maderos...
El engaño de la vista y la memoria es tan gordo que, mirando siempre el paisaje y las fotos con ojos en blanco y negro, ni siquiera se me ocurrió probar cómo quedarían de ese modo. Lo haré más tarde por curiosidad, pero no espero llevarme grandes sorpresas.

Sigo, seguimos siendo niños en esto, como en los dibujos infantiles, el sol blanco, o amarillo y la sombra negra.
Lo comentaba el otro día con Belén Lozano aprovechando una foto suya.

El impresionismo elevó la sombra a la categoría de arte visible, solar, apartándose del tenebrismo académico, aún así don Vicente Van no logró vender ni una cesta de limones con línea roja de sombra. ¡Sólo probó limones amargos el prubín! Y patatas, como sus Comedores.

Bre malaka, sefti kosme!, ¡Zape gilipollas, mundo furris!

Después de algunos años escuchando esta canción todavía se me llena el corazón de dolor y melancolía. ¿Será cierto lo que dice un amigo que sufriendo por las cosas pequeñas no nos queda espacio para llorar las grandes? Parece un razonamiento mecanicista pero puede que tenga bastante de cierto.
Poca fuerza tienen las lágrimas en todo caso, las derramemos por un amor perdido o imposible o por la liberación de la humanidad. Mientras tanto el sentimiento nos mata y nos hace vivir.

Björk, So broken


¿Y esa guitarra española que no figura en los créditos ni en los comentarios no merece al menos una mención? Pues es nada más y nada menos que nuestro gran Raimundo Amador, y hasta se escucha chamuyar castellano al final  de la grabación.

Son las doce de la mañana por el sol sobre la nieve, la sombra del madero señala el norte. Llevo tres horas de paseo y contemplación casi extática. He comido tripis que me colocaban menos. Hace calor pero tengo frío, se me cayó el alma a los pies y se congeló en la nieve.
Si levantar el ánimo es levantar el ánima voy a echarle una mano. Me tomaré un carajillo que preparan ahí abajo que le roncan los cojo, Nes.

Salud y calor.

Barba

P.D. Una nota de última hora para Ana Capsir. Aunque hace días que envió una respuesta María Mandalou, una amiga, yo no la había visto. Es del Mosjoloúloudo, pero insiste en lo que tú escuchaste en Lefkada y lo que me dijo Dimitris. La abuela de María dice que es el Arbarórisa, y otra variante más, Arberórisa, que según María que consultó el Babiniotis es un geranio rosado cuyas hojas se utilizan en perfumería. Los italianos lo llaman erba rosa. Así que habías dado en la diana.

Besos, φιλιά!.

P.D. 2. Como en el primer capítulo de Reloj de sol, paso éste a Ombres desde Perdío que fue la primera etiqueta que lució antes de abrir la de Ombres. Para tener el mayor nº posible de las sombras sobre la nieve, y sombras en general, reunidas en esta etiqueta. (16-3-2012).

Vale.