viernes, 2 de marzo de 2012

Sombras en la nieve


Pajares, Asturias, febrero 2012

Pues sí, decidí dedicar ya unos capítulos a las sombras sobre la nieve, estimulado también por esas dos fotografías tan potentes en blanco y negro parecidas a grabados, aguafuertes, que subió Txell a su fotoblog los dos últimos días y que tituló Trames.

Estas sombras y estas tramas son mucho más tenues y además azules, pero me gustó tanto ese nombre que me dió Txell "El buscador d´ombres", bastante ajustado a lo que hago últimamente, que ¡venga y dale!, sigo en ello.
Veré a ver qué planto entre col y col, más sombras, flores que pongan  un color rabioso entre el azulete níveo...

Tengo también una serie sobre tejidos y puesto que hablamos de tramas y yo ayer le prometí a Txell una canción griega que habla de esas tramas textiles, quizá vineran bien y de paso abrigaban del frío de la nieve. Y tienen color, pero no son nada buenas técnicamente, lo miraré.

Lo que dudo más esta vez es que tenga tema para ir rellenando estos huecos de palabras, porque me exprimieron tanto las tapias que me dejaron sin jugo, ya sabemos que la arcilla es hidrofílica, por el contrario la nieve sólo es agua.

Quisiera volver a la ficción pero casi siempre me puede el impulso momentáneo, o el intercambio, el diálogo y la amistad. Y la improvisación.
Me aburre un poco enfrascarme en una historia inventada, y tengo la sensación de que aprendo menos, en varios sentidos. Cuando las escribo pongo en juego cosas que siento que domino, más o menos, como quien coge una herramienta a la que está acostumbrado, sin demasiados descubrimientos en su oficio. Hay que alicatar una cocina, pues dale que libras.
Por otra parte no hay toma y daca, nadie me mira, ni me cuestiona y pocas veces necesito el concurso ajeno o pensar en historias de otros. Estoy solo en la cocina todo el día y así ¡no salgo de  micabezademimihhmoconmigoenmí! Me pongo mística y devota de San Juan. Y me doy a la bebida.


En la interior bodega
de mi Amado bebí
y cuando salía
por toda aquesta vega
ya cosa no sabía
y el ganado perdí
que antes seguía


Pajares, Asturias, febrero 2012

Por el contrario, cuando decido improvisar suelo pensar en alguien concreto, en uno o en varios a la vez, en un diálogo imaginario que es continuación del real que hemos mantenido de otra manera.

La cosa está más clara que la nieve, veo todos los días, con fervor y detenimiento, una serie de fotografías que nos proponen los que de aquí en adelante llamaré colegas u otros sinónimos, y no favoritos, que parezco el presidente del club de fans.
Las comento con la intención de agradecer con esas pocas palabras lo que ellos me han dado y, al tiempo, intentando comprender lo que veo sabiendo que puedo errar. Me voy a la cama con esas imágenes y esas ideas.

Encima ellos me contestan, buena parte del día tengo la cabeza ocupada en distintas variaciones de lo que intercambiamos. Me enseñan historias fuera de mi mihhmo, dispongo de otros puntos de vista que enriquecen el mío, y tengo la sensación de que avanzo, y de que algunas veces hasta acierto y soy útil. Esto del utilitarismo debería explicarlo mejor, pero no me apetece ahora. Soy enfermera, de formación cristiana ¡Verge Moreneta!, y monja atea, no lo olvido.

Además me obligo a estar a su altura y eso es un estímulo para mejorar. No es que no me esfuerce con las historias ficticias, pero la presión de hacerse entender es menor en mi caso, aquí me dirijo a personas concretas con ojos y sentimientos determinados, no es un auditorio anónimo, por más que éste también esté compuesto de personas. Entiendo que hay una distancia que empieza con lo primero que mencioné, el intercambio.

Para terminar con esto diré que tampoco se oponen ficción e improvisación, es sólo el nombre que le he dado a lo que suelo hacer en esas dos formas genéricas.

Puse el ejemplo de los fotógrafos, pero puedo decir otro tanto de los blogs que sigo y en los que, por sistema, participio, en los comentarios o en colaboraciones, como en Geotropía. ¿Para qué los tengo aquí si no, no son  mis amigos, no los considero ejemplares cada uno a su modo? Siempre aprendo.
Y lo mismo digo de las currucas, como la Blasensis o de los colegas, como Lucas. Continúo aquí un diálogo con pocas interrupciones, ¡y me entretengo como dices, Cascanueces, y me siento acompañado en la celda!

La sombra del interfecto
Asturias, 2012

Sin embargo esto que llamo improvisación no es más fácil que lo otro. Me atranco mucho más, no sé por dónde tirar, me pierdo, no llego a donde quiero... . La ficción es mucho más fácil, casi siempre sabes el principio y el final, sólo es rellenar el desarrollo de la acción intermedia, como colorear un dibujo. Como tener el proyecto antes de levantar la casa.
Puede ser apasionante construir personajes, imaginar escenas y ponerlas en pie, pero la hora justa de la escritura no es raro que resulte un coñazo. Pocas veces se dan las sorpresas.

Incluso el cuento improvisado es más sencillo porque te permite hasta la escritura automática, donde si quieres cave todo.
Esto es una tortura muchas veces y echo horas. Necesito quedar tranquilo pensando que por lo menos me aclaré yo, aunque no diera ni medio paso. No siempre lo consigo. ¿Si no me aclaro yo qué puedo contar a nadie? No me conformo, pocas veces quedo tranquilo. Y eso también es un acicate para mejorar. ¡A ver si la próxima doy en la diana! Divago.

Aprovecho, ahora que Txell acaba de contestar a mi comentario de su última foto, la 2ª de ésas que mencioné arriba, para responderle aquí. Me dice al final que estudió dibujo y que haciendo al carboncillo tramas sobre papel como las de su foto, a veces lo rompía de la fuerza con que aplicaba el lápiz.

A mí siempre me gustó la pintura gestual y bruta. Soy muy nervioso y mi deporte era la velocidad, he aplicado esas cualidades, o defectos naturales a la pintura, pero sobre todo al dibujo. La mejor herramienta para mí, por eso, es la espátula, la de cristalero del Raval, puedes hacer una profunda línea, fina y sola, como el rastro de un tanque por el barro.

He aparcado un poco esas técnicas por aprender otras, pero también para saber controlar los impulsos cuando me convenga. Digo un poco porque es bastante inútil oponerse a la naturaleza, pero yo lo intento ¡voto a Bríos!. Algo habrá también de esa raza de cardadores de la que vengo, carda en mano. No me gusta la espermatorrea continua, os podéis reír pero se parece.
Tengo una serie de cuchillos de distintas durezas, flexibilidades y tamaños y no sólo rompo el papel como tú Txell, o la tela, acuchillo el lienzo y hurgo en la herida del papel con saña sádica. Después me apiado y le echo mercromina (la enfermera...).


Y bien, el soneto escangallado se acabó. Vayamos con la música a otra parte. La canción que prometí a Txell.

Kristi Stassinopoulou, Ifantokosmos, Mundo de tejidos.



Salut, υγεία!

Barbarómiros
Μπαρμπαρόμηρος