jueves, 14 de junio de 2012

Escupideces, de Teresa Naranjo -3


Poros. Grecia 2009.


Escupideces


Un sueño
¡volar!...

...Menuda pájara...

(91)


Buenos días. Ya que he tenido unas jornadas muy poéticas con Ritsos o Kavadías, pero sobre todo con la visita y el nuevo libro de versos de Jesús Aller, Los dioses y los hombres, no dejaré pasar la ocasión de volver a recordar el poemario, escupidario dije siguiéndola,  Escupideces, de Teresa Naranjo.

Ésta será una entrada breve porque creo que lo substancial ya lo apunté en los capítulos precedentes (28-3-12 y 23-4-12). Repito que lo interesante es leerlo, ¡y sale gratis, oiga!.
Por eso volveré a incluir las direcciones donde se pueden encontrar y leer los libros, así como conocer el proyecto de edición digital, E-bookprofeno, colección Válvula de escape, que Felipe Zapico y sus colegas han puesto en marcha y que cuenta ya desde hace dos meses con un segundo título en la red:

Desollados (gaceta versicular), de Sock.


Escupideces, de Teresa Naranjo.


He aparcado mi corazón
en doble fila,
ya no había sitio.
Había muchos corazones
dando vueltas,
nos mirábamos
de soslayo,
ninguno queríamos mostrar
la prisa
por colocar el nuestro,
he dado muchas vueltas
y ahora estoy aquí
en ralentí
esperando.  

(52)

Me refería en las anteriores entregas a ciertos temas recurrentes en la poesía de Teresa aparte del juego y el humor. Eran la relación de pareja, aspectos cotidianos incluso prosaicos, detalles sencillos de la vida en común, la costumbre, la extrañeza, la distancia, inquietud y sarcasmo, el amor y el desamor, los roles de cada sexo...

Dentro de este último asunto, el primer poemilla de hoy, broma diaria demasiado común, es un ejemplo corto pero contundente para explicar la realidad machista en la que todavía vivimos y que una persona libre no puede sino denunciar.

En ese relato más íntimo, por privado y compartido a un tiempo, no lo había dicho pero hay un grupo de poemas, o un sentir en muchos de ellos, que reflejan esa dura verdad de la mujer, con humor dulce pocas veces, amargo casi siempre.

Mezcla de escupitajo y estupidez, de acuerdo, valga la humildad y la risa, pero con pólvora en la mezcla, lo que produce en ocasiones dinamita verbal, a la vez humorística y poética. Y dicho en voz baja, como una implosión.


Vivimos tan lejos
el uno del otro
que nos hemos convertido
en vecinos

(82)


¡Que preste!

De la película de Theo Angelópoulos, Melissokomos.
Eleni Karaindrou - To Vals Tou Gamou. El vals de la boda. 

http://www.youtube.com/watch?v=ao4cl-T-zUQ&feature=related


Salud y poesía.

Ramiro Rodríguez Prada.