domingo, 17 de junio de 2012

La ventana


Epifilo, Epiphyllum ackermannii y Rhipsalidopsis rosea.
Mi orgullo. Oviedo, mayo 2012. 

Un escándalo. No sólo la mejoría del tiempo y de la salud, también el regalo de las flores. Mis esfuerzos me cuesta pero, a cambio, cada vez que me asomo a la ventana para ver el sol y la calle me tiño entero de rojo pasión y es como si pintara, una ilusión más.

Están las vecinas enamoradas de mis ventanas que colorean como una isla la sosa fachada del edificio, del protobarroco franquista como diría la kurruka kardioilógika. Ya otros años repartí esquejes y este  tengo más peticiones, ¡que cunda el color!

Hice un par de entradas el año pasado con fotos de estas flores. El primero de mayo, creo, por el rojo, desde luego. Imposible porque empecé el blog en julio, pero hablé de ello en alguna, no recuerdo cuando. Una de ellas la coloqué en la etiqueta  Lo que se comió... (el tiempo). Me refería con esto a lo efímero de las flores y, en concreto, a las de los cactos.

Pero estas flores, decía, son de las más persistentes dentro de las cactáceas, epifitas de bosque húmedo en su origen americano, que se adaptan muy bien al clima de Asturias, húmedo y templado. La ventana, en un entresuelo-primero, está orientada al oeste que no es mal emplazamiento aquí para esta familia de plantas.


Epifilo. Asturias 2012.

En las otras entradas donde hablé del Epifilo lo llamé Pluma de Santa Teresa porque así lo nombra quien me regaló el primer esqueje hace unos 15 años, pero ese nombre se lo aplicamos aquí a otro cacto también epifito y de capítulos, muy conocido, llamado Rhipsadopsis gaertneri. Espero que la buena mujer no lea esto y se enfade por enmendarle el nombre.

Esta variedad roja, muy prolífica y resistente, es un híbrido europeo resultado de cruces con un Heliocéreus speciosus. Después del tiempo se ha ido volviendo leñosa en los tallos pero no cede un ápice en su derroche de flores y viveza de colorido.

En Cuacos de Yuste el 2-VIII-09, Luis Pastor. 'Flor de Jara'.   

Los capullos empiezan a aparecer en abril, tienen un desarrollo lento que dura casi un mes hasta que revientan la flores. Como son bastante grandes adornan ya la ventana durante ese tiempo.
En el mes de mayo se abren y entre su segunda quincena y la primera de junio la planta está en plena floración.

La decadencia dura todavía otro mes largo. Es preciso ir retirando las flores muertas pero van abriendo las rezagadas hasta más allá de mediados de julio. Después del verano, si reciben mimos, pueden tener una segunda floración más escasa pero maravillosa en cualquier caso.


Rhipsalidopsis rosea.
El nido de la Pardilla común, 2012.

La Rosea, de origen brasileño, tiene flores más pequeñas que año a año van reduciendo el tamaño si no se poda y se renueva la planta. Aunque también es muy florífica es menos resistente. Protegida por el Epifilo aguanta todo el año a la intemperie sin taparla, incluso heladas de -5ºC y más.

En Asturias no son plantas raras en ventanas y balcones, pero tampoco frecuentes. Este clima es ideal para ellas, en regiones más secas y soleadas es preciso colocarlas a la sombra y rociarlas con agua en los meses más calurosos.

A las dos especies les viene bien descargarlas un poco todos los años, podándolas. Además, las areolas de las hojas que florecieron no lo volverán a hacer.
Habrá cola para recibir los esquejes, que son extraordinariamente agradecidos. Recuerdo haber plantado una de esas hojas largas y carnosas a finales de agosto, y a finales de septiembre ¡había salido una flor roja enorme casi en el extremo al que curvaba un poco y que duró más de un mes entre el capullo y la flor, espectacular!.

Sólo hay que dejar unos días que cicatrice el corte de la poda y meterla en tierra floja con algo de materia orgánica en la mezcla (las epifitas necesitan también nitrógeno) y mantener el sustrato un poco húmedo con el tiesto a la sombra hasta que la punta de la hoja se afila poniéndose de un verde más claro, señal de que prendió y crece.
Tres semanas de cuidados preliminares, un pequeño riego semanal/quincenal dependiendo de la estación, y al año siguiente tienes ya una floración que ¡plifas, hortelanu!.

¡Pinceladas de pintura escarlata para mis ujitos!

¡Aaaaaay!....

Son tan grandes que más que pinceladas a veces parecen brochazos.

Me apetecería poner más imágenes de flores porque no sólo me gustan mucho, cultivo las mías y según los allegados tengo buena mano para ellas, y perdón por la inmodestia, yo no diría tanto. Sólo es cuestión de cuidado. Las plantas son otra cosa de familia, por parte de madre las ornamentales y de padre las medicinales.
Me apetecería pero parece otro lujo más en medio de toda esta sangría a la que asistimos como paganos. Paganos de pagar, claro. Me he echado atrás por eso varias veces y no me prodigo en esos motivos, aparte de que necesitaría una maquinaria y un conocimiento de la técnica fotográfica que no tengo. Así que sólo de vez en cuando.

Ajjjjjj, koloduñá, mundocular, hasta las ganas de ser felices nos robas, pobre renta!

Μάλαμας Σωκράτης, Socratis Málamas - Στα μάτια τα ψιχαλιστά, Ojos llorosos (los velos de la niebla en los ojos...). 


Salud y color.


Ramiro.