martes, 10 de julio de 2012

Reunión de currucas


En primer término la Versicolor, al fondo la Centenalis.
Castrillo de los Polvazares 2012.

Buenos días. Hemos tenido encuentros curruquiles varios en estos meses, en algunos casos pude fotografiar la parte podálica de estas canoras, como vemos en las fotografías, pero en otros casos no estuve suficientemente atento y se me escaparon, como la confluencia del Mirlo rubio y la Kurruka versicolor, y de la Pardilla con las antedichas. No sé cuándo las volveré a tener a mano ni cuando me darán pie para registrar un nuevo encuentro. Estas cosas pasan una vez y tal vez no vuelven a repetirse...

Este primer encuentro entre las dos currucas, que no se conocían, fue breve pero productivo, y no sólo por la comida, el Centenalis es un estupendo anfitrión y sobre todo un pajarín cariñosu como pocos, un amigo, dicho pronto y bien.  
Es una pena que el Versicolor dejara la trompeta en casa porque igual la Centenalis se arrancaba por soleás maragatas, el acompañamiento no es muy común pero menos común es un maragato con dejes gaditanos, flamencos, por supuesto.

Pero bueno, era un día de descanso, menos para la curruca maragata que, en el momento de la instantánea pedestre, llevaba mucho trabajo a sus espaldas y no creo que estuviera ni para lamentos. Aún así vemos cómo se mantiene a un tiempo relajado apoyando las punteras y responsable con los pies cruzados, formal como es él cuando procede.
   

La Pardilla con la Cañera.
Oviedo 2012.

Camarón de la Isla canta y Raimundo Amador lo acompaña como primera guitarra.
'La luz de aquella farola' (Bulerías).


En el nido-exilio de la Cannavina se produjo este segundo encuentro en una visita que la kurruka Cañera me hizo en un volido directo a la ventana.
Nos vemos poco pese a que no vivimos lejos y menos mal que él es una canora atenta y cumplidora que no olvida cultivar la rosa blanca ni en mayo ni en enero, porque con mi encierro y mi falta de tacto para corresponder a su cariño con visitas de respuesta, sólo merezco el olvido.

Pero no me ha venido a ver como si sólo fuera una cuestión de cortesía, no. Me dice que ha descubierto la Psilicosis y ni corto ni perezoso, así que aprendió a intervenir en los comentarios, se ha puesto a ello con el mayor entusiasmo y eso es para mí una demostración más de su cariño por esta pájara.

Espero que, como buen camaronero, disfrute también esa primera bulería del maestro con el Raimundillo de estrella invitada.


La Cannavina y la Trapiellensis.
Castrillo de los Polvazares 2012.

En el mismo escenario de la primera imagen de hoy y reunidos al amor de un largo, copioso y riquísimo Cocido maragato en Ca Cuca 'La Vaina' donde el Centenalis ejerce de capo, pistolas y recadista, entre otros muchos oficios, nos juntamos la Versicolor y una servidora en un guapo día de primavera con un sol balsámico, poco después de aquel evento leonés con nombre pascual organizado por Felipe Zapico y sus kurrucas lírikas: Dolores de poesía en los bares.

Al día siguiente otra Lola nos dio un alpiste casero también muy rico. A la Versicolor es quizás a la curruca que más veo, gracias también a que ella se acerca por mi nido para interesarse por el ermitaño como hizo la Cañera. Y para más inri suele venir acompañada por algún pescado del Cantábrico, ora una chopa, ora un congrio. Ora...¡et labora! porque no sólo lo trae, también lo cocina, ¡esto es una kurruka parda sin tasa, queridos pajarines!.

De la Versicolor tengo muchas imágenes y algunas robadas en posturas no indecorosas pero sí relajadas de pata, si las ve y da su permiso igual algún día al hablar de ella pongo un ejemplo.


A  la derecha la Fernandina, a la izquierda la Carduelis.
Castrillo de los Polvazares 2012.

Aquí tenemos el encuentro del Pardillo con el Picogordo también en Castrillo, después de otra sobredosis de cocido, en invierno, que es la estación más apropiada para esta colección de platos humildes que figuran bajo el genérico cocido, pero que en conjunto forman un mundo de sabores caseros difícil de igualar.  

Después de una comida muy regada por gentileza otra vez de la Centenalis, de una sobremesa larga con licores espirituosos, paseamos un rato por el pueblo y al atardecer le entramos al orujo, con cierta cautela porque yo debía conducir.

En la foto descansábamos ya al final del encuentro pensando quizás en repetirlo el año próximo si la salud nos acompañara un poco.

He vuelto a reunir algunas otras fotografías de encuentros, con la Kurruca lírika, con la Blasensis, con el Cascanueces..., pero son posteriores e irán en otra entrada, poco a poco, paso a paso o pie a pie.  


Escuela de Música de Llanera. Clarinetes.  "Hay un amigo en mí".

 


Salud a todas las currucas, pero también a otras especies de aves y demás animalicos y bestezuelas que lean esto.

 
Cannavina Carduélis, rebétissa, psilokosa.