lunes, 3 de septiembre de 2012

Για Νίκος Τσιργιώτης, Para Nikos Tsirgiotis


Agioi Apostoloi. Grecia 2011

Ο Νικος Τσιργιώτης, Nikos Tsirgiotis es el yerno de Ο Παναγιώτης  Μποκαρης. Panayiotis es uno de nuestros amigos de la parea de Agioi Apostoloi. Aquel que nos invitó el año pasado a comer en casa de Stavrula y Spiros el día antes de marchar por no poder hacerlo en su casa. Vive en Halkida, ya retirado, y pasa algunas temporadas en el pueblo. Lo conocemos desde el primer año.

Pues bien, el día que marchamos, del pasado año como dije, nos llevó un taxista hasta Lépoura para coger allí el bus de Halkida y Atenas. La parada es un simple banco al borde de la carretera. Faltaba un cuarto de hora para su llegada desde Kimi, el lugar de partida.
Pero se nos acercó un joven preguntando si íbamos hacia Halkida e invitándonos a subir en su coche, él volvía de pasar el fin de semana. Entendimos que era yerno del taxista de Lépoura que nos había dejado en la parada.

Aceptamos y acertamos. Resultó un viaje entretenido que, aún con lo lioso de la carretera y la densidad del tráfico, con la conversación de Nikos se nos hizo corto. Y eso que nos pareció una persona tímida.

Pero este año me sacó su suegro Panayotis del error: Nikos no era el yerno del taxista sino el marido de su hija. Pregunté por él y por su familia pero no los ví en Agioi Apostoloi.

Sin embargo el día 1 desperté en casa muy temprano pensando en un hombre que había visto en dos ocasiones en el pueblo este verano. Recordé perfectamente su cara y tuve la certeza de que se trataba de Nikos. No sé si estuvieron en Agioi Apostoli y algún día coincidimos, pero la seguridad de que era él era tan fuerte que le envié un correo contándole el asunto.

En griego le deseaba salud a él y a la familia y me disculpaba por usar el castellano, confiando en que le ayudara el traductor. Y me despedía repitiendo los recuerdos a su suegro y deseándoles un buen invierno. Éste es el correo:

Υγεία για εσάς και όλη την οικογένεια σας!
Συγνώμη για να γράψει στα καστιλιάνικα, ελπίζω ο μεταφραστής βοηθά.

En primer lugar recuerdos a Panayotis, tu suegro, de quien no me pude despedir. Y ahora lo curioso:
Esta noche, aquí en España, me desperté soñando con un hombre que vi en dos ocasiones en la playa de Ayioi Apostoloi. Allí nos miramos, yo estaba seguro de conocerlo pero no me atreví a preguntarle de qué lo conocía... .
Esta noche me levanté con la idea de que ese hombre eras tú, Nikos. Sólo es un presentimiento pero estoy tan seguro que te escribo para confirmarlo. De ser así, me da mucha pena no haberte saludado y también no haber agradecido tu generosidad de un modo más práctico, digamos, con una cerveza fría o una comida en lo de Spiros, lo que quisieras.

El año pasado te envié un correo al poco tiempo de llegar a España, pero no sé si lo recibiste.

Espero que estéis bien y que los niños sigan creciendo.

Χαιρετισμούς και πάλι Παναγιώτη και πολλά φιλιά για σας.
Καλή χειμώνα!

Si mi correo no llega a Nikos o no tiene modo de comunicarse conmigo, para saber si por lo menos lo recibió espero que algún amigo que también conoce a su suegro, quizá Lisi y Diamandís, o algún hijo de Giorgos, el patrón del kókino kaíki, el kaike rojo, el Αρχων Μιχαηλ, que tienen internet, le puedan hablar a Panayotis de esta historia con el marido de su hija.

No tiene demasiada importancia no obstante, pero me entretienen e inquietan a un tiempo estos juegos de la memoria que nos ocultan, ¿nos hurtan? los recuerdos cuando los buscamos y nos los presentan fuera de tiempo, tarde o cuando menos lo esperamos y sin solicitarlos, incluso a través de estados semiinconcientes como el sueño o la duermevela.
Es una curiosidad motivada por algunas experiencias personales muy potentes con los sueños, sobre todo con un episodio de sonambulismo que viví entre los 13 y 14 años en un internado de Girona.


Con frecuencia imagino que el peso de la memoria puede llegar a colapsar el entendimiento, como  alguna forma de demencia senil, sea por una pérdida entre los vericuetos interminables de los recuerdos, por una renuncia a esa saturación que finalmente nos abisma, no sé, por agotamiento orgánico o envejecimiento. Dices tú de mili...


NIKOS XYDAKIS. Paidi Stin Peloponniso.
 
 
Salud
 
Ramiro Rodríguez Prada