sábado, 6 de octubre de 2012

Popi y Yorgos, el encuentro


En la playa de los Santos Apóstoles.
Eubea, agosto 2012.

El encuentro

El verano pasado, al poco de comenzar las vacaciones, fuimos a cenar a lo de Stavrula y Spiros por primera vez, porque en el 2010 lo hacíamos casi todas las noches en casa de Maquis, nuestro casero, y sólo probamos la comida de cuatro bares. Hay ocho o nueve en verano para una población en esa estación de unos dos mil habitantes, con los que bajan de los alrededores.
La morena de mi copla se tomó allí una cerveza y le gustó, pero perdió la cartera. Cuando volvió media hora después allí seguía, en el suelo, al lado de la silla donde se había sentado.
Y yo había visto a Stavrula limpiando garvros, anchoas, a la orilla del mar y charlé con ella un poco. A los dos nos atraía el que siempre hubiera paisanos y gente del pueblo.

Esa primera noche sólo quedaba una mesa libre bajo el techo de la terraza, junto a la puerta de la taberna y la parrilla de Spiros.
Ya al final de la cena nos faltó vino y pedimos más, a María primero y a Mitsos después, que siguen este año. Andaban tan atareados que no les daba tiempo a servir todas las peticiones.

En la mesa cercana a la nuestra se sentaba una pareja que nos había saludado cuando llegamos. El hombre se levantó sin decir palabra, cogió nuestra jarra, entró en el bar y volvió con medio litro vino. Lo puso en la mesa diciendo que era un regalo suyo, doro. Eran Popi y Yorgos. Brindamos, terminamos la cena y nos invitaron a sentarnos con ellos de sobremesa.

Les llamaba la atención que dos españoles con niños pasaran sus vacaciones allí y que hablaran un poco de griego. Lo agradecen mucho.
Es muy dificil conseguir abonar una consumición con Yorgos delante, y no sólo con él, con muchos griegos. No me gusta pelearme por pagar pero, aunque sólo fuera por justicia y correspondencia, aún me gusta menos hacerme el remolón. Sin embargo tenía que andar listo o ponerme serio, y este año lo mismo.

Simpatizamos a la primera. Popi, de nuestra talla, es el cerebro, siempre pacífica, educadísima y risueña, vela por la buena marcha de la familia y de las cosas hasta donde le es posible. Porque él es O Megalos Élinas, el Gran Griego, y no sólo por su tamaño o el peso, también por su carácter, el de un niño gigantesco e inagotable. Un peligro.

Ese año pasamos cenas y veladas muy divertidas. Alguna noche acabé en el límite, porque Yorgos no parece tenerlo.
Se fueron antes que nosotros y nos ofrecieron su casa en el Pireo. También este verano.

Y este agosto lo mismo, pero mejor. Coincidimos 15 días y como llevaban a sus hijos, Martha y Nikos, jugaron en la playa e hicieron su propia parea con los nuestros.
Iba a titular este post El rally, una vuelta loca que Yorgos nos dio a Popi y a mí por la costa, en torno a la zona que una semana después ardería en el incendio al que me he referido en varias ocasiones. Pero lo dejaré para un segundo capítulo sobre ellos, más adelante.

La música, nisiótika, de las islas, es de un cantante amigo de Yorgos a quien sé que le gusta. Busqué una mantinada que había escrito Bazeos para él pero no la encontré.
¡Martha, si lees esto envíame esa letra que Bazeos le dedicó a tu padre, por favor, y si está grabada dime el título de la canción!
 
Λευτερης Βαζαίος, Lefteris Bazeos - Μια γοργονα. Una sirena.

 
Υγεία, φίλοι μας, και πολλά φιλιά!
  
Ramiro
 
P.D. Hice fotos de los amigos de los que hablo y de los que hablaré, algunas ya se las envié. No cuento con su permiso expreso para publicarlas aunque no me reñirían si lo hiciera. Prefiero respetar su intimidad y, sobre todo, no soy buen retratista como ya he dicho. Si fuera tan bueno como Maqroll o Yiannis me cortaría menos. Tampoco es que la foto de hoy esté muy bien pero me trae el recuerdo del lugar donde nos bañábamos todos muchos días.
He hecho alguna excepción, como para felicitar el santo a Stavrula y, si bien puedo repetir, no me prodigaré en ello. El album personal me parece más de la esfera privada y a no ser que sirva como ejemplo de algo no lo creo interesante. No me gusta el secretismo pero tampoco la exhibición, y lo digo sabiendo cómo mezclo biografía y fantasía. Es un equilibrio dificil.
 
Salud