sábado, 27 de octubre de 2012

Η Κρήτη, Creta -4. Αρκάδι, Arkadi


Grecia, agosto 2012

Buenas. El segundo día en Janiá alquilamos un coche por mediación de Akis, que nos había aleccionado a propósito de los lugares más interesantes para pasar un mes de vacaciones en familia, tres semanas en realidad más los cinco días que estuvimos en Janiá y el de Anogeia.

Empezamos por la costa central del norte de Creta en dirección este, los pueblos del Golfo de Souda y la Bahía de Almiros, hasta Rézimno. Desayunamos el famoso yogurt de Brises, un poco en el interior, y comimos en los alrededores de Rézimno. Vimos la ciudad, con mucha vida estudiantil, y por la tarde nos fuimos hacia el monasterio de Arkadi, con la intención de llegar a dormir a una hora prudente al pueblo de los Xyloúris y compañía, Anogeia.

Στίχοι, Letra, Kostas Varnalis. Μουσική, Música, Lucas Thanos.
 Νίκος Ξυλούρης, Nikos Xilouris.  I Mpalanta tou kyr mentiou.
 

Sin embargo Akis no nos habló de la carretera que sube a Arkadi, todavía en las estribaciones al oeste del Psiloritis, pero ya en una pequeña meseta muy elevada entre montañas y profundos y verdes valles. Tardamos en llegar mucho más de lo que pensábamos, faltaba una hora para que cerraran el monasterio.

El monje que atendía la taquilla y la puerta, flaco y con las barbas blancas hasta el ombligo, no se podía creer que hubieran caído por allí, a esa hora y en septimbre, dos españoles con niños pequeños que chapurriaban algo de griego.
No nos quiso cobrar las entradas. Una guía decía que la visita era gratuita, pero no es cierto, aunque lo fuera en esta ocasión. No había nadie viendo el monasterio y se entretuvo en explicarnos la fachada de la iglesia, orgulloso de poder contar que era renacentista de influencia española. Vimos las dependencias del monasterio, el monje nos dijo que no nos preocupáramos de la hora, pero hicimos una visita rápida y entramos en el museo, en el mismo patio.

Fuera de los muros que enmarcan este gran patio, Arkadi parece una fortaleza, a no ser por la espadaña de la iglesis que se eleva en el centro.
Y lo fue, porque aquí explotó un polvorín e hizo saltar por los aires al millar de griegos refugiados en su interior, la mayoría mujeres y niños, y a otros mil quinientos turcos entre los 15.000 que cercaban el monasterio. Y en fecha muy reciente, 1866. Dicen que la mecha la prendió un monje pero parece ser invención.
 
Λουδοβίκος των Ανωγείων. Για οτι εχω κανεις (Στις λίμνες των ματιών σου, En los lagos de tus ojos)
 
 

Grecia, verano 2012
 
En la mesa de entrada al museo había un palicari, un mocetón como una torre, escuchando mantinadas en un transistor. Lo saludamos y alabamos la música que escuchaba. Fue suficiente, al momento nos enzarzamos hablando de ello. Quedó asombrado de que conociéramos a tantos de sus músicos. Le contamos que esa noche queríamos dormir en Anogeia y, naturalmente, hablamos de los Xiloúris.

Resultó que también él era de una familia de músicos de Axos, una aldea cercana a Anogeia de donde al parecer partieron los primitivos fundadores de este último pueblo. Aunque no son conocidos como sus vecinos, su padre y un hermano tocan la lira, otro el laúd y él la mandolina, y canta, ¡no me extraña, con aquel pecho y aquel cuellaco de toro!

Tampoco allí pagamos entrada. Hizo de cicerone para nosotros, me cogió por los hombros y nos mostró cómo el icono de la Panayía de Arkadi nos seguía con la mirada a cualquier rincón del museo donde nos desplazáramos.
Quisimos comprar algún recuerdo para compensar un poco el precio de las entradas. Pero el palicari se negó, nos invitó a un tsikoudiá allí mismo y nos regaló un poster de aquella Virgen que no nos quitaba ojo.

Μουσική: Μάνος Χατζιδάκις, Στίχοι: Νίκος Γκάτσος.
 Ερμηνεύει ο Λάκης Παππάς. Μια Παναγιά. Una Virgen. 


Era tarde y nos íbamos, pero antes la mi morena y los guajes fueron a ver en el exterior del monasterio el osario del antiguo molino, calaveras y tibias apiladas en una imagen terrible. Allí los turcos había quemado vivos a un numeroso grupo de griegos que lo defendían.
Yo me quedé charlando con el monje, y al rato nos despedimos y entró cerrando las puertas de Arkadi por ese día.

Me metí en el coche y recogí a los míos. No sé qué pudo pasar. Cuando llevábamos rodando unos trescientos metros, al final ya de la gran explanada que rodea el monasterio, nos dimos cuenta que habíamos dejado al pequeño en el osario.
El guaje, entretenido con el macabro espectáculo, al ver que el coche se alejaba, había ido caminando tranquilamente hacia la puerta del monasterio. Llegamos antes de que llamara. Estaba tan campante, no le debió parecer tan mal sitio para pasar una temporada, tenía seis años, ¡...ggen Santaaaa!!!...

La próxima estación en Creta, Anogia.

Ψαρογιώργης. Κοντυλιές. Psaroyoryis, Kontiliés.
 
 
Υγεία, Salud

Μπαρμπαρόμηρος, Barbarómiros