lunes, 5 de noviembre de 2012

H Κρήτη, Creta -6 . Ιδεων Αντρoν, El Antro del Ida


Grecia,  agosto 2012
 
Feus


Feus le llamaba el mi rapacín a Zeus. El Antro del Ida, Ideon Antron, lleva ese nombre por una cueva (antro) que todavía existe en las faldas del monte Ida, cumbre del Psiloritis, el macizo montañoso que ocupa el centro de Creta.

Allí cuenta el mito que nació el rey del Olimpo y centro del firmamento en el panteón griego, Zeus tonante y follador.
Su madre, Rea, hermana y esposa del deífago titán Cronos/Saturno, dios del tiempo, devorador de sus hijos, lo escondió y le dió a su salvaje esposo una piedra envuelta en piel, que el Gran Tragaldabas se zampó como si fuera un ril de marrano, que no tiene un pelo, una chuchería. Mirad el cuadro de Goya. Maravillosa continuidad de la Grecia clásica, cronos sigue siendo el tiempo.

Ψαραντώνης. O Δίας. Zeus.

Rea le confió el superbebé a la ninfa Adrastea a quien ayudó su hermana Ida, y la cabra Amaltea lo crió al amor de sus colmadas y divinas ubres en aquella cueva.
Hay más Idas en Grecia y lugares que se disputan el nacimiento del dios del rayo y la tempestad. Y en la misma Creta, en la residencia de Adrastea en el Dicte, otra poderosa sierra al este de la isla. O cerca de Troya, en Asia Menor.

Zeus/Júpiter es el precursor del monoteísmo en occidente, maduro ya cuando llegó Yahvé/Dios. Así que aquí estamos en el antro donde se coció un primer pastel de la repostería Vaticana, por así dicir.
 
El mito, la tradición oral y escrita, y los restos arqueológicos parecen aliarse, porque en el Antro se han encontrado desde restos rupestres prehistóricos, a evidencia de cultos que datan de tiempos míticos. Si el Ideon Antron no puede demostrar ser la cuna de Feus, asunto peliagudo, al menos ha demostrado su antigüedad y su relación con el culto y la mitología desde hace milenios.

La visita a la cueva no es que sea algo alucinante, pero sí merece la pena el camino desde Anogia. Es una carretera por un paisaje atormentado, que sube hasta una meseta rocosa muy extensa, base a su vez de las grandes cimas del Psiloritis, como su cumbre y la de Creta, el monte Ida (2456 m.).

En la subida van apareciendo pequeños rediles de piedra muy tosca, y cabañas cilíndricas del mismo material con grandes lajas como techumbre, refugios de rebaños y pastores. Y siempre ovejas y cabras, en toda Creta, en toda Grecia.

Λουδοβίκος των Ανωγείων. Η μέλισσα και ο άγγελος. La abeja y el angel.

Loudovikos ton Anogion ha conservado y mejorado una de estas cabañas montesinas donde parece que se retira por temporadas a meditar y componer, y donde se reúne con amigos y otros músicos alrededor de la lumbre de un cordero a la estaca o la parrilla. Y espero que del vino y el tzikoudiá.

El día que fuimos coincidimos con otros seis visitantes, con los que comimos después en el único localón disponible, donde  arranca el camino del Antro. Nos dieron el plato del día, lo que había, griego y sabroso, con un caldo caliente al principio, para entonar, se notaba el fresco, llevad un jersey.
Hicimos de intérpretes para dos señoras mayores francesas muy simpáticas y dos parejas de italianos, y todos comentamos las bondades de Grecia y de Creta, como en familia.

La meseta rocosa superior del Psiloritis, llamada Nida, es una maravilla, hostil y seca buena parte de ella, alterna con un amplio y muy extendido valle hacia el centro de la llanura, por donde discurre un riachuelo, flanqueado por pradería de montaña, escasa pero, a lo que parece, sustanciosa y suficiente a juzgar por el queso artesanal que trabajan aquí los pastores, ¡cosa fina!. Como la miel que recogen.

Αντώνης Ξυλούρης - Θα κατοικήσω στο βουνό. Vivo en la montaña


El Disco de Festos
Ilustración de la libretina de Creta 2003

Hablaba el otro día del pintor Yorgos Katsímbalis, el Coloso de Marusi, aquel del kikirikí desde el Partenón al que respondieron los gallos del Ática y de Grecia entera, como relata Leigt Fermor recogido de Durrell. Y de la impresión que Festos causó en Miller, nosotros tuvimos que pasar, con buena pena.

Siguiendo con el autor americano, estuvimos tentados de hacer una visita a un observatorio astronómico que figuraba en el mapa. El aire era sutil y transparente, el emplazamiento ideal, kilómetros de cielo y oscuridad nocturna, ni contaminación atmosférica ni lumínica, rodeado por altos picachos lejanos.
Parados en el cruce que llevaba hasta él, al final desistimos, teníamos el tiempo tasado y era difícil que sin un permiso especial nos dejaran visitar las instalaciones, mucho menos mirar...

Pero los dos recordamos otra vez la visita que Henry Miller hizo a un telescopio de alcance, en compañía de su amiguete Lawrence Durrell, cuando estuvo en Grecia, y que relata también en El Coloso de Marusi. Otro de los capítulos penosos del libro. Copio de mi chuleta libretil cretense. Hablo de Miller:

"Estrecha y estúpida su opinión sobre la visita que hizo al observatorio astronómico, donde pudo ver Las Pléyades por un supertelescopio, un privilegio que sin duda no parecía merecer, por lo que dice. Otra vez poniéndose por encima de lo que para él es la estrechez de la ciencia, se ríe de los astrónomos compinchado con Larry y adopta la postura superior del poeta, que puede mirar algo así como más allá de las estrellas. Estúpido". Y fatuo, añado ahora.

Βασίλης Ξυλούρης, μουσική. Στίχοι, Γιώργης Σταυρακάκης (Μιχαλόμπας).
 Απ' το cd  Εκειά που θέλω. Λύρα, τραγούδι, Ψαραντώνης.  Εσύ θαρρείς πώς η πληγή. 

Para subir al Ida madrugamos. Yo pasé en Anogeia la peor noche en Creta, por el frío y por el remo, y salí al amanecer a pasear por el pueblo viejo, en la zona baja donde nos hospedamos, blanco de cal, escaleras, plazuelas y callejuelas empinadas. Contrucciones tradicionales, pese a haber sido arrasado por los alemanes en la 2ª Guerra Mundial, como represalia por la ayuda prestada por el pueblo a la resistencia, en el secuestro del general jefe de las fuerzas germanas en la isla.

En el bar tomé un helinikó metrio (medio dulce) y un tsikoudiá junto a un solitario y bravo palikari de mi edad, de luto riguroso, con botas altas de cuero, gran bigote y un mavro mandili, pañuelo negro en la cabeza. Nos miramos varias veces con franqueza y curiosidad, pero sólo nos dijimos Kalimera y Geia sas, buenos días y adiós, era otro Xiloúris.


Otro Antro.
Grecia  2009
Y por la tarde, después del Antro, teníamos que hacer la visita a Knossós e Hiraclion, y regresar a dormir a Janiá, así que éste volvió a ser un día movido para mí.

Pero ésa es otra historia que contaré otro día. Paso a paso me voy acercando a la meta y esos pasos son también meta.
Ψαραντώνης- Γιαντα ΄Ναι Μαυρα Τα Βουνα.
 

Υγεία, Salud!
 
Un postre:

Ανωγειανές μαδάρες.

 
Barbarómiros