domingo, 20 de enero de 2013

Γαύρος, Anchoas


Mezé, tapa con tsípouro
Grecia, agosto 2012

Γαύρος


Los gavros, las anchoas son de los pecados más consumidos en Grecia junto con las sardeles, las sardinas. Son buenas las anchoas griegas, tienen una carne más consistente que las que comemos en la parte occidental del Mediterráneo. Al menos esa es mi impresión.

Siempre recuerdo lo que escribió Josep Plá sobre las anchoas que se comían en el Empordà, y todavía este verano vimos en L' Escala una placa que recordaba su amistad con un popular cocinero del pueblo.
También nosotros las hemos comido, catalanas y en Cataluña. Las que más nos gustan son las que meten enteras en salmuera, al estilo clásico de la semiconserva de anchoa típica, enlatada o embotada una vez limpia, por supuesto.

Spiros preparaba así sardinas ya crecidas, como de unos 14-15 centímetros. Las metía enteras en un bidón de plástico lleno de sal marina gruesa, por capas, y las tenía allí tres o cuatro meses, tapadas con un plástico que destapaba de vez en cuando para airear y echarles un vistazo.

Al cabo las sacaba, les quitaba la cabeza y la tripa, separaba los dos lomos, que lavaba y ponía en un baño de aceite de oliva. El bocado de la conserva resultante era grueso, carnoso, de parecida calidad gustativa a la de las mejores anchoas de aquí, pero con la posibilidad de morder, de hincar el diente, de llenar la boca y saciar las papilas con ese sabor fresco, intenso y salado, que en nuestras pequeñas anchoas se queda en un pedete de monja, por así dicir, delicado y tímido.

No discuto la calidad de la anchoa española, francesa o italiana, ni la finura de la del Cantábrico, la de Santoña entre otras, ésa es su principal virtud. Si dije que me parecían más consistentes las griegas es porque todas ellas las he comido y preparado, fritas, con cebolla, al horno y como bocartes, con vinagre, ajo, etc. De esta forma es quizás como más resalta esa superior consistencia de la carne.

Como son peces que compartimos en todo el sur de Europa, todos tenemos distintos modos, muy semejantes entre si, de prepararlas en la cocina, incluidos los aliños.

En Grecia es una de las mecés típicas que acompañan un ouzo, uso, un tsípuro o un tsikudiá, como ya sabéis los tres destilados de uva más bebidos y conocidos del país, del estilo de nuestros aguardientes blancos. Allí es común beberlos con una piedra de hielo, junto con un vaso de agua fría, como se muestra en la primera imagen, que ayuda a suavizar el trago, incluso mezclados con agua, sobre todo el uso, como los turcos el rakí y los franceses el pastís, adquiriendo entonces ese aspecto lechoso tan característico de los anisados.


La gata de Spiros dando cuenta de los gavros de Diamandís
Ayii Apostoloi. Eubea, Grecia, verano 2012

Pensaba que tenía más fotos de gavros, pero después, al repasarlas, vi que las que creía anchoas eran sardinas pequeñas.
Pero volví a recordar a Diamandís, el amigo de los animales, incluidos nosotros, que todas las mañanas llegaba al bar de Spiros con algunas sobras escogidas de casa y se acercaba a la pescadería para echarle también a la gata y a los gatines algo de pescado fresco, el que hubieran traído esa madrugada los pescadores, con frecuencia gavros.

Por eso, viendo que lo que sí tengo es una secuencia de ese pequeño detalle diario del bueno de Diamandís, he pensado dedicarle un segundo capítulo a las anchoas, pero sólo como disculpa para volver a nuestro querido amigo, porque poco más tengo que añadir de los Γαύρος.

Una última cosa, sin embargo. El Panatinaikós es el equipo de la capital, como aquí el Real Madrid. El otro es una especie de Atlético y es el equipo de El Pireo. Allí cerca del puerto tiene su estadio. Hoy es la tercera ciudad de Grecia después de Tesalónica. Aunque esté pegado a Atenas y sea su puerto histórico, siempre se consideró más popular y alejado de lo capitalino. A los seguidores rojillos del famoso Olympiakós se les llama gavros. Será por lo mismo que a los de Gijón les llamamos en la Asturias interior los del culo moyao.  

Mientras vuelvo con Diamandís, saludos a Lisi, a él, a Stavrula y a Spiros, y salud y buen apetito para todos.

Sotiría Belou.  San aplokliros giriso...


Barbarómiros

8 comentarios:

  1. En Lakki, Leros, compre una conserva de anchoas que nada tenía que envidiar a las españolas; ni una espina. Las vendía un pescadero que también preparaba una conserva con esponjas; las hubiera comprado, ya sabes que me encanta probarlo todo, pero se me advirtió que el experimento me lo comería yo sola y no me atreví a quedar como una nenaza. Pero ¡volveré!

    Un abrazo.

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    1. Se encuentran pocas de pescado, nacionales, importan mucha conserva italiana y no es barata, pero es más frecuente dar con algún paisano que las haga y ésas son buenísimas, aunque tampoco abundan. Tres o cuatro veces las hemos comido en muchos años. Recuerdo otras de Vazí, en Samos. Lo de las esponjas fue una pena, ahí me hubiera comprometido y la mi morena más, que le gustan mucho los sabores frescos a mar, ahora estamos aquí con la campaña del oricio, el erizo de mar. Riquísimos. ¡¿Nenaza tú?!!!...

      Besos
      ramiro

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  2. Perdona Ramiro que conteste antes a Ana en tu blog. ¿Probarlo todo? ¡Si en cuanto me despisto me sigues echando en cara los bocadillos de hígado en Palermo!. Espero que los dioses me castiguen pronto con otra navegación juntos para que me demuestres esa afirmación.
    A lo que íbamos, veo que hablas de anchoa y de sardina. Para mí son dos cosas distintas, la anchoa es el boquerón o bocarte en aceite y la sardina pequeña, que se le parece en aspecto, es lo que en Galicia llamamos xouba y no tiene que ver nada en textura con la primera. Comentas que Spiros, las sardinas las cura en sal enteras y limpias las presenta en aceite y te atrae el bocado grueso, carnoso. El plato tiene que estar delicioso, pero es otra cosa distinta que las anchoas, que como comentaba en otra ocasión Ana, también las preparan por esa zona limpias y en aceite, muy parecidas a las del norte de España. ¡Anda que siempre te tengo que andar llevando la contraria!
    Besitos
    Viriato

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    1. Hola, César. Aunque te diriges a Ana no me queda claro porqué quieres volver a navegar con ella, ¿no será para comer otra vez esos bocadillacos de casquería, eh goloso? Recordaba muy bien ese capítulo de Palermo con sus fotos, en Navegando por Grecia, ¡qué jóvenes éramos!...
      No, no me llevas la contraria hoy, creo que dejo claro que anchoas y sardinas son dos especies distintas, y se distinguen bien. Pero en esas fotos pequeñinas de los álbumes donde se guardan no es tan fácil diferenciarlas.
      En cuanto al bocarte creo que es el nombre de las anchoas cocinadas sólo en baño de vinagre que les da ese color blanco característico, con el aliño posterior (y/o durante la inmersión) de ajo, sal, aceite, etc. Comida de gatos (madrileños), pero no sólo. En cambio a la anchoa en aceite, roja, no la toca el vinagre, sólo la sal y después el aceite, y siendo el mismo pez ésa me parece la diferencia. La especie, anchoa o sardina, a mí me importa menos si la conserva es buena, salvo por eso que digo del bocado, por supuesto sin espinas como dice la kapetánissa.

      Besos.
      ramiro







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    2. ¿Bocarte el pez tal cual, la especie, y boquerón y anchoa a los ya preparados en vinagre y aceite, tal vez? Bastaría con mirar wiki., esto es la rehostia! Aquí los llamamos bocartes y anchoas indistintamente.
      Salud.

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  3. Bocarte es como le llaman en Cantabria, es de donde he sacado el nombre, anchoa es en aceite y boquerónes en vinagre, como su buen nombre indica; en vinagre.
    Somos unos figuras.
    Un besito

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  4. ¡Menudos cuasi biólogos cuasi pescadores del carallo!
    Ándale!

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