viernes, 12 de abril de 2013

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Dándose calor


Salí a tirar la basura


y sufrí un ataque agudo de melancolía cuando vi los cubos solos, medio vacíos, como ateridos de frío, arrimados unos a otros protegiéndose del norte tras una farola... . Antes de pisar la acera ya iba llorando. Dejé mi bolsa y me volví sin atreverme a mirar aquellas bocas abiertas, como pajarines pidiendo un gusanín, no tenía nada más que darles. Ya hasta la mierda escasea.


Banda sonora de  La eternidad y un día, de Teo Anguelópulos.  Eleni Karaindrou



Salud y felices pesadillas



ra

4 comentarios:

  1. Desde luego que escasea. En mi vecindario una bolsa dura en el contenedor no llega a un minuto; inmediatamente es destripada. Siempre hay un ejercito de caballeros armados con lanza, al acecho en las esquinas de cualquier vecino que se atreva a bajar sus desperdicios. Deba haber un codigo no escrito, pues a veces los oigo discutir entre las mondas de patatas.

    Salud y besos a todos.

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    1. No quería adelantarlo: ya tenía una escrita donde un grupo sortea las bolsas nada más poner yo el pie en la calle, ¡Me las quitan de las manos, señoraaa!, diría un ambulante; en otro me ofrecen a mí una cantidad en una especie de puja, por llevarlas de la puerta a los cubos , ¿esto pasa, no?, ¡Aaaay!...

      Más besos!

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  2. Entre tanta mitología, escatología, teologìa y zoologìa me va a dar una aploplegía; os quedareís sin lector y me escribireis una necrologìa.
    Besitos figurillas
    Viriato desde el Viriato

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    1. Hace unos años el Diario de León se quedó sin la persona que hacía el horóscopo, un amigo que trabajaba allí me proponía hacerme cargo de la sección, supongo que de broma o yo no lo tomé en serio. No me tentaba, pero tenía su gracia. Era un curro, y sin cobrar, acabé dibujando chistes para el suplemento dominical a cambio de que me mandaran el periódico gratis, que no siempre recibía. Pero las necrológicas, el obituario es la sección más miserable, no es sólo la lista de muertos del día, a veces tienes que hacer panegíricos mortuorios de quien no conoces, y si el tipo estuviera vivo podrías cagarte en su padre y decir que es un cabrón, si lo es, pero de un muerto ningún jefe de redacción te deja que hables mal, sobre todo si es él quien encarga el elogio. Y por último: no hay cosa más dura de escribir que la necrológica de un amigo. Dicen mis colegas que soy muy serio, y debe ser verdad...

      Besos, bergante!

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