sábado, 22 de junio de 2013

Σύκα, Higos


Grecia, verano 2012.

Figos


Buenos días. Seguimos con las vitaminas y azúcares en esta etiqueta. Quizás no sean los higos la segunda fruta que más comemos en Grecia, después de la sandía, sino las uvas, pero allá se irán. Y es que a los chavales no les da más por los higos y apenas los prueban, mientras que sí comen algunos racimos de esas uvinas griegas dulcísimas que nunca faltan en agosto.

Sin embargo si hay dulzor ése es el de los figos. El dulce de la sandía refresca, se expande por la boca y se diluye al poco; el de las uvas, también líquido y fresco, tiene el contrapunto del ollejo, más amargo aunque apenas se note en éstas, y dura algo más que el del karpusi. Pero la dulzura del higo permanece, la consistencia de la carne del fruto lo hace durar en la boca, sólo diluye con nuestra saliva y hay que masticarlo un poco. Su pulpa y sus semillas quedan en los rincones del paladar y la lengua, y entre los dientes, aún después de tragado...

La razón de poner a los higos en segundo lugar es que este año pasado comimos más que nunca. No tengo mucho que decir de ellos, pero hay tantas fotos que haré dos capítulos cortos por eso, con un par de imágenes cada uno, que tampoco son gran cosa.
Más adelante, cuando hayan desfilado por este apartado los frutos y verduras, o frutas y verduros, más comunes, dedicaré un tercer capítulo a uno de los modos que tienen los griegos de secar y conservar los higos largo tiempo.
En el siguiente a éste contaré algo de la mañana en la que nuestro casero me llevó a coger figos de un par de grandes figares llenas de fruto maduro maduro.

Mi amiga asturiana, en cuya tierra no se dan mal los figos, es la más aficionada a ellos. Pero donde vimos grandes extensiones de higueras fue en Turquía. Coincidencias, porque en Asturias abundan también las avellanas, les ablanes, pero en el norte turco, junto al Mar Negro, hay kilómetros y kilómetros de avellanos, y en terreno llano fácil de trabajar, no en estos valles profundos de la mi tierrina.
En un viaje en coche por Turquía hace años, trajimos una cestina artesanal muy tosca, de cañizo, que vendían llena de higos a la orilla de la carretera; es tosca pero todavía aguanta desde entonces. Los figos no.

Sales minerales, vitaminas, hidratos de carbono..., las virtudes laxantes del higo son bien conocidas por todo el mundo. Esto me animaría a escribir alguna de mis historietas escatológicas a propósito de algún atracón que recuerdo, pero fico algo dispépsico y no me apetece andar revolviendo entre la mierda. ¿Escatófago sería comemierda, no?


¿De higos a brevas?

En agosto los hay en las fruterías, pero pocas veces los compramos, con más frecuencia los recibimos de regalo, no sólo por generosidad, también porque a finales de mes llegan a su punto álgido de maduración en Grecia y hay muchísimos.

Aquí maduran más tarde y su época fetén es por San Miguel, a finales de septiembre. A su tiempo maduran las brevas, dice nuestro refranero, lo que no sólo indica que la fruta está en sazón cuando le llega el momento, o que la breva pasa mucho tiempo en la higuera, y no quiero decir despistada, sino en el árbol, también se refiere a otros frutos y frutas no necesariamente del Reino Vegetal...

Digo y redigo que la breva no es el higo, otro de los graciosos. Hay diferencias notables entre higos y brevas. En general, sin tener en cuenta las especies o la zona geográfica, cuestiones importantes, éstas son más grandes y dulces, más apreciadas por ello. Pasan el invierno en el árbol y maduran a finales de primavera, son la primera cosecha de la higuera. A finales de verano maduran los figos, la segunda.

La frase de la canción de hoy, τα σύκα-σύκα και τη σκάφη-σκάφη, viene de una obra de Aristófanes, pasando por Plutarco, hasta llegar al verso de Yiannis Ritsos que lo escribió en su exilio del campo de prisioneros de Kondopuli, en Limnos. La Olla ahumada, Kapnismeno tsukali.

No sé si sica-sica hace referencia a algún tipo de embarcación, según sugiere un traductor, diferente al skafi, que sí es un barco (de ahí batiscafo y escafandra). Yo siempre lo traduje por figo-figo. Así, literal, Al figo figo y al barco barco, es decir, Al pan pan y al vino vino.
Hay otro juego en el dicho si mezclamos la versión castellana y la griega, porque todos coinciden en que los higos no se llevan bien con el agua y sí con el vino, Ni higos sin vino ni pucheros sin tocino.

Recita Ritsos, canta Nikos Xiluris.

Ramiro Rodríguez Prada

Γιάννης Ρίτσος. Χρήστος Λεοντής. Νίκος Ξυλούρης.  Και να αδερφέ μου. Y a mi hermano.


Υγειά και καλή όρεξη, Salud y buen provecho!

4 comentarios:

  1. A mí los higos me traen recuerdos de mi infancia en Samil. En el "final de la finca" de la casa donde veraneábamos había una higuera enorme donde todos los años construía mi cabaña. Huelo a higuera y me transporto a aquellos años. De higueras también está bien surtida Formentera. Recorrerla es embriagarse de dulzor.
    La nariz, que desprestigiado tenemos el sentido del olfato.
    Besos
    Viriato

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    1. Y el mío está podre de tabaco...
      Tengo un familiar, de apellido Acuña, con parientes en una casa al pie de la Ría, pasaba allí vacaciones de niño, me enteraré dónde exactamente, es que igual comisteis figos de figares vecinas, o de la misma!
      ¡No conozco las Baleares ni las Canarias, y todo el mundo me cuenta maravillas, soy islómano, pero sólo griego! De Formentera recuerdo una canción de King Crimson que me gusta mucho, por mi colega el mirlo rubio, Formentera lady.

      ...y abrazos!
      ramiro.

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  2. Recuerdo unos Acuña y he oido hablar a mi madre varias veces de ellos, le pregúntaré para que me los situe y te cuento.
    ¡El mundo es un pañuelo!

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    1. Buenos días. A ver si hablo hoy con él, supongo que no es apellido raro allí, pero sería una de esas casualidades felices, él también recordaba el lugar y ese tiempo con emoción, claro que, ¡la infancia!...

      Salud.

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