sábado, 1 de junio de 2013

Putipatos


Llac de Banyoles.
Girona,  juliol  2012.

Putipatos


Bon día. Al hablar de las Palurdas siracusanas ya conté que se crían para engorde porque son muy malas ponedoras, ¡mucho lucir palmito y rabadilla pero poco huevo!
Pues algo semejante ocurre con los Putipatos pardos, como los que se ven en la imagen. Sólo que éstos son mucho más independientes que las siracusanas y rara vez se dejan cortar las alas, sometiéndose a la disciplina de un bebedero único.

Dominando dos artes mayores como son el vuelo y la natación es dificil echarles mano para meterlos en la cazuela. En realidad, cuando se quiere cocinar un Putipato salvaje hay que cazarlo a lazo, porque las armas de fuego en esta parte del Mediterráneo están prohibidas.
Hay laceros afamados que surten a los restaurantes locales por toda la costa gerundense y parte de la francesa, áreas que coinciden con los lugares donde se crían las Palurdas, con las que comparten nicho ecológico, si hablamos de animales no domesticados.

Los Putipatos pardos de Bañolas, tan apreciados por los estómagos agradecidos, son muy parecidos a la especie astur y a otras especies peninsulares. Los asturianos están ensayando nuevas formas de cría en zonas interiores de la región antaño tan activas y hoy semiabandonadas.
Aprovechando las balsas que quedaron, con el agua de lavar el carbón, junto a los pozos cerrados, se han abierto docenas de pequeñas -lo nuestro es el minifundio- granjas comunitarias para que la gente de los pueblos pueda comer carne, por lo menos, los viernes de Cuaresma.
Aquí no había tradición en la cría de Putipatos, aunque contábamos con otras, como la del famoso Pitu caleya casquensis, por ejemplo, primo hermano de las Palurdas por parte de padre.

En Banyoles los putipatos están a sus anchas como se puede ver, y aquí hay mucho vegetariano con caninos regresivos, lo que se traduce en beneficio inmediato para todas las especies animales, en perjuicio de la Flora. Pero flora tenemos todos mucha, gerundenses y asturianos, ¡y que no farte!

Tampoco farta en la terra de Breogán el pescao, o sea los Putipatos. Navegan por las rías galegas, y aínda mais, con patentes de corso y un pico hasta Fisterra, comiéndose centolas, ostras, percebes, berberechos, quisquillas, salmonetes, besugos..., ¡que sé yo, fantasías!, mientras las cofradías de pescadores los ven pasar con los alijos mafiosos con los que se hacen dueños del 80% de las bateas de mexillons, etc., etc., con la bendición de Rouco y de los fieles votantes.
Por cierto, últimamente Rouquiño ha encargado un censo de homosexuales entre el clero, y pretende obtener datos fiables aunque sea quebrantando el secreto de confesión, en un ejercicio de glasnost ejemplar, ¡nos vamos a enterar de quién metía mano a los tiernos patitos! ¿Qué pacha, he dicho algo inconveniente?

Para una primera presentación de la especie, creo que por hoy ya estuvo bien. Dejamos los Putipatos valencianos, andaluces, madrileños y otros, para nuevas ocasiones. ¡Que el Santo Pato nos coja confesados, hermanos! Yo me voy pa Morón...


Korvus Korax, O Mavros, El Negro. 


Los Jubilados del Caribe.



Salud

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