sábado, 16 de marzo de 2013

La esperansa blanca


Sésar, la gran esperansa blanca del Jazz.

La versicolor


Buenos días. Ayer se habló de quien abajo firma, la responsable de esta etiqueta, pero lo hizo ese puto cuervo de forma torticera, con medias verdades, mentiras completas e imágenes chabacanas. No creáis una palabra a semejante pajarraco traidor, de mal agüero, y volvamos al cariño y al calor de los párvulos nidos canoros.
Y porque hablamos de canoras traigo de inmediato, para tapar ese agujero negro, al Estornino versicolor, al que le sobra color, incluso negro negro entre algodones bluseros. Él no es sabedor, frase de su cosecha, de esta encerrona curruquil. Una sorpresa.

La pegatina que lo caricaturiza es obra de uno de sus compañeros músicos quien, además de estos detalles simpáticos, cede la nave industrial en la que ensayan ahora, después de los recortes que el Ayuntamiento de Llanera aplicó a su Escuela de Música.
Murió aquel combo salsero, Los guajiros del Caribe y desapareció la formación original del Taller de Jazz, de los que puse varios temas en los capítulos dedicados a la Escuela. La grabación de hoy es de esa banda.

Los que quedaron, ejemplo de entusiasmo, buen humor y dedicación, se hacen llamar ahora  Llanera Jazz Conection.

¿Hablé de la voz de negraco que gasta esta curruca? Pues no juré en falso. Cuando apunté ese merecido piropo no disponía de la grabación de hoy, que volvió a subir admiradora33jc, ¡gracias salerosa!, y que traigo hoy aquí como homenaje a los músicos, al pajarín y a la verdad más verdadera, no como la de ese asqueroso córvido.

Pero si vuelve a esta jaula el caesarensis, es también y ante todo porque el pájaro acaba de perder otra pluma. Ganó un espolón, como me pasó a mí ayer. Acabaremos sin remedio desplumados, cargados de espolones y callos (picantes).

Escribo esto una semana antes del evento que, el 15 y 16, hoy, nos reún(irá)e de nuevo en torno a una mesa, si todo sale según lo previsto, en compañía del Esguilatorres juliensis y otras pájaras pardas. Y si no sale, de todos modos saldrá esto y valga como testimonio de camaradería y buenos augurios, ¡y que se joda el cuervo!, en presente y en diferido.

Ya he ido dando cuenta de algún encuentro con esta curruca. En Gijón para ver al Pulgarcito y comer una fabada con la Políglota pulgueña, o con el mismo Treparriscos en la proyección de la película, subtitulada, La eternidad y un día, de Anguelopulos, cuando se cumplía el año de la muerte del cineasta, de un ciclo de cine griego que organiza Céfiro, asociación de profesores de latín y griego, también en Xixón.

Y aquí en el ñial de Vetusta hemos compartido risas y lágrimas, alguna protesta -¡ellos, que son unos protestantes! yo sigo arrestada en la jaula-, además de buenos alimentos, últimamente con la presencia frecuente del juliensis que enriquece la velada, grandes valedores los dos también de la teología heteróxida extremaña. Un lujo reunirlos.


El  Estornino versicolor  en la noche del Huracán Explosivo
Gijón, enero 2013

Y no quiero preterir más, queridas currucas, la escucha de esta voz sorprendente, de las cavas más oscuras y roncas entre el Torío River y el Βερνέσγγα Πόταμος, con más jondura que la del Tío Borrico en lo suyo, ¡sentrañah míah!.
Como los grandes jazzmen americanos que vinieron a Europa porque eran reconocidos y mejor pagados, esta curruca emigró a Gijón, donde parece que su arte encuentra un público más agradecido.

Un saludo especial también para Cachito, que toca la travesera y Dulce, el saxo, amigas y currucas, hembras, por supuesto.

¡Salud, negrako, que el orujo y el buen vino te conserven esa vocecita de canorilla!

Louis Armstrong. Taller de Jazz de Llanera. La Corredoria, primavera 2012.
Voz, Sésar Amstrong Gonsáles.   When The Saints Go Marching In. 

http://www.youtube.com/watch?v=Nx2MGqoMuIA

 ¡Caaarallo!...

Muchos besos

Cannavina Carduélis, pardilla común, rebétissa, psilicosa.