lunes, 25 de marzo de 2013

Η Ρόζα Εσκενάζυ, Rosa Eskenazi -2


Hotel en el aeródromo Elefterios Venizelos.
Grecia,  agosto 2012

Ρόζα Εσκενάζυ, Καλλιτέχνις


Buenos días. Dejamos a Rosa a principios de los años 40, cuando los alemanes invadieron Grecia. Entre 50.000 y 60.000, de unos 80.000 judíos de Salónica su ciudad, que constituían casi la mitad de la población, fueron exterminados por los nazis, y ella era judía.

En un libro sobre Salónica, regalo del mi Dimitraki, titulado La ciudad de los espíritus, de Mark Mazower, se cuenta este trágico episodio de la historia, y se explica porqué en Atenas, con una población judía en minoría, la represión fue mucho menor. 
Pero en Tesalónica esa comunidad era pujante desde hacía siglos, con una alta proporción, eso sí, de clases pobres. Entre ellas la familia Eskenazi: la madre servía en casas burguesas ayudada por Rosa, y el padre había abandonado su oficio de trapero y trabajaba en una fábrica de algodón, como conté que hizo Bambakaris en Siros antes de marchar al Pireo y dedicarse a la música. Otra coincidencia, claro que la del algodón fue una industria con brío en aquellos años en Grecia.

Νίκος Καρακώστας. Ρόζα Εσκενάζυ.  Το  Ξενάκι.  El extranjerito.

http://www.youtube.com/watch?v=rrwwXf2803I

Karakostas, nacido en 1882, que acompañaba en esta canción a Rosa, es uno de los clarinetistas clásicos del género.

Eskenazi supo bandearse bien en unos años muy peligrosos. El hecho de que ella y su familia salieran indemnes de la persecución fascista contra los judíos desatada también en Grecia, hizo pensar a algunos en cierta connivencia con los ocupantes, máxime cuando en esos años abrió en Atenas un cabaret de éxito en un momento en el que el rebético no era bien visto por las autoridades invasoras. Recordemos al respecto la canción de Gienítsaris, Za saltaro, Al asalto, que cuenta los golpes de mano a la gasolina y suministros de los camiones alemanes por parte de los rebetes y la población civil en los días de la ocupación. El Cristal, Κρυστάλ, era visitado por lo más florido del ejército alemán y de la sociedad aristocrática ateniense.

Para curarse en salud Rosa se había agenciado papeles falsos de cristiana bautizada, ¡casi suena a los tiempos inquisitoriales de los Reyes Católicos!, pureza de sangre, cristiano viejo... . La historia se repetía y, por si acaso, se enrolló con un oficial alemán que le procuró cierta seguridad. Y está documentado que ayudó a la Resistencia y a diversas familias judías de Salónica y Atenas.

Ρόζα Εσκενάζυ.  Τα ματάκια σου τα μάυρα. Tus ojitos negros.


Eskenazi tenía en ese momento cerca de 500 registros discográficos con Columbia y era tremendamene popular.

En la portada del disco que aparece en este vídeo, se habla de una melodía del norte de Eubea. Es lo que he llamado en broma, alguna vez, la melopea griega, de resonancias orientales arábigas, con un coro ondulante que responde a la voz principal repitiendo los dos versos de la cantante. Y me suena también a la Nisiótika, la música isleña. Yo incluso echaba en falta aquí el sonido de la tsabouna o gaida, gaitas griegas, y turcas. Se la dedico a mi amigo ο Γιάννης Τσακός, αποδρομος, de Halkida, la capital de la isla.

No obstante todas las seguridades, en 1943 Rosa fue denunciada y encarcelada. Después de varios meses se libró de una muerte segura por mediación de su amante germano. Hasta el final de la guerra, con su local cerrado, tuvo que ocultarse en previsión de nuevas complicaciones.

No podía faltar en esta selección de canciones un tsifteteli, τσιφτετέλι, de los ritmos más característicos de Eskenazi y por extensión del rebético de Asia Menor.

Ρόζα Εσκενάζυ.  Αμανές τσιφτετέλι Ουσάκ.

http://www.youtube.com/watch?v=ND8F7ACxZTo

Después de la guerra grabaría también con Odeón. Fueron unos años de transición donde el genio creador de Vassilis Tsitsanis se impuso a los viejos rebetes, pero Rosa obtuvo la aquiescencia y el reconocimiento de la nueva generación y mantuvo su estatus artístico. Incluso se permitió ayudar a futuras estrellas del género, como a la gran Marika Ninou.

Pero serían los años 50 los de su auténtico lanzamiento internacional, ya que realizó varias giras por distintos países, dos de ellas triunfales en los Estados Unidos.
Ya había encontrado entonces al segundo hombre de su vida, casi treinta años más joven que ella, con el que vivió de hecho hasta su muerte, pero en la segunda gira Rosa, genio y figura, se casó con un americano.
Dicen que fue un matrimonio de conveniencia para quedarse a trabajar en América, pero meses después volvió junto a su amor griego.

Ρόζα Εσκενάζη.  Τα κεριά, τα σπαρματσέτα.

En los temas más modernos ya se escuchan con relativa frecuencia el busuki y, más raramente, también el hammond, como en el anterior.

En los años siguientes los antiguos intérpretes como ella sufrieron un cierto olvido, pero en la década de los 70, coincidiendo con la caída de la Dictadura de los cogoneles, hubo una renovación del género con la incorporación de jóvenes músicos que desempolvaron sus viejas canciones. Eskenazi regresó al primer plano de la escena musical griega.

La siguiente grabación pertenece a uno de los pocos títulos que registró en esos años oscuros, casi cuando empezaba a emerger de nuevo.

Δ. Μανησαλή, violín. Ρόζα Εσκενάζυ, voz. Πεστιμό μανές (Σαμπάχ μανές)

Atardecer en Plaka.  Atenas, julio 2012

Nunca el rebético había sido una música mayoritaria, ni lo sería en esta década, pero la revalorización del estilo le permitió seguir grabando canciones y actuando en directo.

Pero no sólo eso, aún tuvo algunos éxitos sonados, integrada en los nuevos sistemas de propaganda, difusión y distribución de la música, con las recopilaciones de rebética realizadas por las compañías discográficas, o los programas de radio y televisión que pinchaban esos temas y dedicaron seriales al estilo, y monográficos a su figura con presencia de la homenajeada.

La más famosa de esas recopilaciones fue la antología, Ρεμπέτικη Ιστορία, Historia del Rebético, un éxito de ventas que coincidió con el auge máximo del género en los 70.

Considerada por las cantantes jóvenes como la gran madonna del rebétiko, en esa época contó con el apoyo de las que ya eran nuevos valores de la música en Grecia, como Haris Alexiou o Glykería, dos de las abanderadas del nuevo rebético, hoy ya casi estrellas declinantes.

Ροζα Εσκεναζυ.   Η Μπολσεβικα.

http://www.youtube.com/watch?v=35Wve8zN10w

El año 77 dio su último concierto multitudinario en Patras, y el resto de sus días vivió retirada en su casa junto a Χρήστος, el galán.

Murió en diciembre del 80. El pueblo donde la enterraron pagó a escote una lápida sobre la que grabaron la sencilla leyenda que elegí de título para este segundo capítulo: Rosa Eskenazi, Artista. Según los benevolentes tenía cerca de 90 años, según otros al pie de un siglo.

Había todavía otra media docena de canciones en espera, de las más famosas suyas, como Trava re alani, Armenaki, Tsakitzis, de las que existen muchas versiones y se siguen interpretando, entre otras por Marió. O la menos conocida de 1935, Μας κυνηγουν τον ναργιλέ, de la hatsiklídika, las  músicas del hachís.
Pero ya está bien, las iré poniendo cuando pinte, hoy serán ocho temas, como en la primera entrega.

Ρόζα Εσκενάζυ.   Νανουρισμα. Nana. 

Tenía que descartar alguna y esta anterior, me interesaba más subirla porque, aunque también es conocida, es un género menos frecuente y ya hemos hablado de las canciones de cuna, aquí y en comentarios en el blog de Ana Capsir, donde ha puesto grabaciones y tratado el asunto.
Hice mención especial del precioso trabajo, Nanurísmata, Nanas, de Savina Yannatou, donde por cierto viene alguna versión sefardí, el gentilicio de los judíos españoles (Sefarat) al que pertenecía Rosa, como he señalado, a pesar de apellidarse Eskenazi, la rama y familia judía no española.

Pero estaba pensando sobre todo en una nana que subió Capsir de su amiga griega Konstantina, actualmente cantando en Rodas.

La que no podría descartar de ninguna manera es Mi Demetruela o Mi pequeña Demetria, porque siempre la asociaré a nuestro amigo Zodoros, el limniota muerto hace pocos años en Atenas, el primer amigo que hicimos en Grecia.
El año que nos vimos en Zákinzos la cantaba él, que era el único que la sabía entera, y todos lo acompañábamos en aquellas estrofas que recordábamos, mientras nos iba enseñando con su bólido de tercera mano y a unos treinta por hora cuando más, algunos de los rincones interesantes de la isla, enlatados los seis como anchoas en el minúsculo utilitario...

Γεια σου, Θεοδορο, va por ti!

Panayotis Toundas. Rosa Eskenazi.   Dimitroula mou.

http://www.youtube.com/watch?v=I1Fyad1gDqg


Salud y buena música.

Ramiro Rodríguez Prada