viernes, 12 de diciembre de 2014

199


Niños en Rodas.
Grecia  2013.


Salí a tirar la basura



con la bragueta abierta. Me crucé en el portal con un chaval que vive con sus padres un piso más arriba. Volvía de dejar sus bolsas. Es de los pocos niños que veo bajar la basura y sólo por eso ya me merece un mayor respeto, si ello es posible. Pero es que además es simpático y educado, de estos que siempre saludan, que te ceden el paso mientras aguantan la puerta o se ofrecen a echarte una mano si te ven cargado. Dijo hola y antes de que pudiera contestarle añadió, ¡Se se la va escapar el pajarín!, y sonrió. No entendí qué quería decir y sólo respondí al saludo y a la sonrisa con otra sonrisa. En la calle empecé a notar una corriente de frío inusual a la altura de mis partes y entonces vi la jaula abierta y comprendí la broma. Por la acera bajaban dos mujeres que debieron observar cómo me estudiaba la entrepierna y cómo continuaba caminando a pesar de haber visto la pajarera al aire. Lo hice así porque llevaba las manos ocupadas y no estaba lejos de mi destino. No obstante, al cruzarme con las féminas, ensayé el gesto de taparme un poco con las bolsas porque las tías no me quitaban ojo. Las cabronas parecían postulantes del pepé, con todas las pieles zorriles a sus espaldas, abrigos incluidos. ¡Oiga, no le da vergüenza, tan mayor!, dice la vulpécula más joven volviéndose, cuando ya las había rebasado. Aparté las bolsas y le contesté, señalando con la cabeza la bragueta, ¡Súbame la cremallera, haga el favor, que no me quedan manos! Se dieron la vuelta y arrancaron corridas, llenándome de improperios, todos del género Sus.


Patti Smith.   Because the night.




Salud y felices pesadillas


ra

1 comentario: