viernes, 9 de mayo de 2014

137


Tropa de irregulares.


Salí a tirar la basura



sobre las nueve, cuando los del camión dejan los cubos en la calle. Salí tan pronto porque últimamente se vuelven a ver los puntos limpios llenos de basura, los contenedores repletos y las bolsas por los suelos. ¡Serán los brotes de los limones!, de los cojones, quería decir. No me gusta depositar la porquería en la acera, puede ir alguna bolsa agujereada y dejar allí el consabido charco pestilente. Por otra parte, la situación económica límite de muchos vecinos, ha hecho que hayamos ido reduciendo el número de cubos que pagamos a la empresa encargada de su colocación, recogida, y limpieza mínima. Esto ha provocado ya más de un altercado y, sobre todo, una carrera por ser el primero en soltar la mierda. No quiero entrar en esa guerra, pero llevo ya días encontrando el mismo panorama, incluso habiendo salido más pronto que hoy. Algunos tienen más necesidad de sacar la basura que de ser felices. O quizá son felices sacando la basura. Esta noche tocaba el amarillo de los envases, pero más de uno tiró también papel y cartón. Estamos perdiendo urbanidad y sentido cívico. En el cubo vi un cadáver con el brazo fuera al que le habían cortado la mano. Me pareció un sujeto muy pulcro del otro portal, pero no me paré a comprobarlo. El caso es que estoy harto de apretar las bolsas superiores para depositar las mías, y el Ayuntamiento sólo entiende de multas, el próximo día las dejo a la puerta del domicilio del alcalde.



Tomasito.   Soy un limón. 

Salud y felices pesadillas


ra