Calzado elástico. |
Salí a tirar la basura
en zapatillas, unas babuchas turcas que había comprado en el Gran Bazar la primera vez que lo pateamos, hace bastantes años. Eran muy cómodas y les tenía mucho apego, como para permitir que me tocaran las plantas de los pies, que son superficies epiteliales íntimas y delicadas, las hay más, es cierto, pero cada cual sitúa su punto G donde más le place. Las cuidé mejor que a las niñas de mis ojos. Bajando por la escalera me vio un tipo que pasaba por la acera, se quedó con la copla de mi exótico calzado y se detuvo. ¡Te las compro!, me dice señalándome los pies. Me pilló tan de sopetón y me lo dijo con tanto énfasis y entusiasmo, que no tuve más remedio que descalzarme y regalárselas. Me las quería cambiar por sus deportivas, pero de ésas me sobran, no hago deporte. Volví a casa de puntillas.
Zülfü Livaneli. Turna Semahi-Gitme Turnam Gitme.
Salud y felices pesadillas.
ra