viernes, 10 de octubre de 2014

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Catafalco de un colega.


Salí a tirar la basura.



En una de las bolsas llevaba el cadáver de un pez que había vivido con nosotros (el pez, no el cadáver) una docena de años. Era un colega, estaba solo en su mundo y nos hicimos mucha compañía. No hace falta decir quién se encargaba de su alimentación y de la limpieza de las peceras, porque tuvo varias. Las tres primeras eran esferas de cristal y la última, rectangular, de plástico. Debió parecerle una mala residencia de ancianos. Al soltar la bolsa sentí como si tirara el cuerpo de un amigo a la fosa común.


Derribos Arias.   Branquias baja el agua.




Salud y felices pesadillas

ra